El pasado 7 de septiembre se cumplieron 40 años del primer divorcio en España, en 1981, tras la aprobación de la Ley del Divorcio en junio de ese mismo año. Lo habitual es que, durante todo este tiempo, las parejas que decidieran poner fin a su relación tuvieran entre 30, 40 o 50 años y eran casos extrañísimos los mayores que llegaban a la ruptura. Con el envejecimiento, se hacía cada vez más difícil la separación, ¿por qué? Costumbre, falta de independencia económica, la fidelidad al matrimonio, la unión de la familia, el miedo a la soledad, tener que abandonar la vivienda... En definitiva, las personas mayores seguían juntos cuando no eran felices justificándose con la famosa frase de "hay que aguantar", a pesar de que se les había acabado el amor de tanto usarlo, como diceconocida canción de Rocío Jurado. Ahora, esto está cambiando.
Estos días, medios como La Voz de Galicia y Diario Sur se han hecho eco de una noticia muy similar, que vienen a decir que han aumentado los divorcios en los mayores de 60, 70 y 80 años en Málaga y en Vigo.
En concreto, solo este mes, media docena de jubilados mayores de 70 y 80 años han pedido un abogado en la ciudad viguesa para tramitar el divorcio. Cuando un integrante del Colegio de Abogado preguntó a un hombre de 80 años por qué decidía separarse de su esposa después de toda una vida juntos, el jubilado respondió: : "Xa non a aguanto máis!" (Ya no aguanto más).
El cambio en el estilo de vida y la reducción de los prejuicios son los que empujan a uno de los cónyuges a decidir acabar con la relación, o a los dos, ya que según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 81,3% de los divorcios en España en el año 2020 fueron de mutuo acuerdo. Las personas mayores ya no tienen la actitud de antes. Ahora, tienen una vitalidad excelente, unas ganas tremendas de disfrutar de la vida, y se niegan a continuar con una convivencia que les impide hacerlo. Algunos dan el paso cuando sus hijos se han marchado, otros cuando descubren infidelidades y otros, sencillamente, prefieren comenzar una nueva vida en la vejez.
Ya no extraña al Colegio de Abogados de la ciudad viguesa ver a estos adultos de avanzada edad acudir a sus oficinas para solicitar el divorcio. Ni tampoco a nivel nacional: el INE señala que más de mil personas mayores de 70 años se divorcian cada año en España y más de 6.000 entre 60 y 69 años. Esta cifra tiene una tendencia ascendente en nuestro país año tras año, a excepción del 2020, que registró un ligero descenso debido a la pandemia, a pesar de que en un principio se creía que el confinamiento iba a disparar las rupturas.
Algo positivo es que, a estas edades, los cónyuges no tienen que lidiar con la custodia de los hijos ni el régimen de visitas, como las familias jóvenes. En cambio, tal y como informa el medio gallego, el principal problema de los divorcios en mayores se trata de una cuestión económica. En estos casos, el procedimiento se centra en una posible pensión compensatoria, debido a que la gran mayoría de las mujeres mayores fueron amas de casa sin independencia económica y en que, durante la época en la que contrajeron matrimonio los adultos, predominaba el régimen de bienes gananciales: el régimen económico matrimonial por antonomasia en el derecho común en España. En él, todas las ganancias y beneficios obtenidos por cualquiera de los cónyuges pasan a formar parte de un fondo o sociedad común, propiedad de ambos por partes iguales. Pero que sea el más utilizado no significa que sea el más idóneo. A la hora de divorciarse, los mayores deben luchar por quedarse con la casa en la que conviven.
Eso sí, a pesar de que se está acabando el tener que aguantar, aún existen muchos mayores que continúan con el matrimonio porque uno de los dos no tiene independencia económica o por una cuestión de enfermedad, es decir, porque no les queda otra.
Consejos para superarlo
Aunque la mayoría sean de mutuo acuerdo, afrontar un divorcio en la edad madura trae consigo el miedo a la soledad, uno de los principales temores que afrontan estos mayores. También lo es la incertidumbre sobre cómo quedaría su situación financiera por separado y tener que buscar una nueva vivienda. Eso sin mencionar aquellos que sufren por partida doble: deben abandonar a la persona con la que han pasado toda su vida sin quererlo o porque les han hecho daño. Estos son los consejos de los psicólogos para superar la ruptura:
Asimila poco a poco la circunstancia, pero si te ves incapaz no dudes en acudir a un profesional.
Una ruptura de esta índole no debe verse como un fracaso personal. Son varios los hechos que la han provocado y no hay que sentirse culpable, pues a veces la vida en común no es posible. Es algo que tendrás que ir aprendiendo con calma.
Busca soporte emocional de familiares y amigos. Necesitarás un tiempo para digerir la nueva situación, pero es bueno tener siempre a mano personas que estén dispuestas a escucharte y echarte una mano.
Recupera antiguas aficiones. Si estás estresado, nervioso, con algo de ansiedad, un hobby te puede ayudar a relajarte porque estás practicando algo que te apasiona de verdad y eso te ayuda a evadirte de los problemas cotidianos.
Practica actividades en grupo. A la hora de escoger una afición ten en cuenta que las que se practican con más personas además nos ayudan a disminuir el aislamiento social y la sensación de soledad.
Sobre el autor:
Marta Vicente
Marta Vicente Carmona es Graduada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y Máster de Marketing Digital y en Edición y Postproducción Digital. Es redactora especializada en temas de sociedad y salud y tiene experiencia como Community Manager.