Las procesiones protagonizan la Semana Santa. Esas procesiones cuentan, desde hace más de siete siglos, con diferentes asociaciones gracias a las cuales recorren cada año nuestras ciudades. Son, todos hemos oído hablar de ellas, las cofradías y hermandades.
Pero, ¿son lo mismo ambas sociedades o se diferencian entre sí?
La respuesta es que son dos cosas distintas. Las cofradías son agrupaciones de personas que comparten entre sí el dedicarse a un determinado oficio o profesión. El nexo es el gremio al que pertenecen y si aceptan miembros de otros sectores laborales dejan de ser cofradías para convertirse en hermandades que son aquellas sociedades religiosas a las que se puede pertenecer sea cual sea el oficio que se tenga o la posición social que se ocupe.
Unas y otras, cofradías y hermandades, nacieron en la alta edad media, siglo XIII, donde la ciudad, el burgo, la sociedad estaba fuertemente dividida según los distintos gremios que, entre sí, se asociaban para proteger sus intereses.
Sin embargo, no cualquiera podía pertenecer a una de estas sociedades porque eso confería un estatus, una categoría social que, en la época, no se permitía disfrutar a cualquiera.
Las reuniones de estos grupos en las que discutían sus problemas y adoptaban decisiones comunes para enfrentarlos se realizaban en las iglesias y parroquias de las ciudades en las que, además, ayudaban económica y espiritualmente a organizar los funerales, exequias y misas por sus miembros fallecidos.
Por supuesto, hoy en día estas sociedades ya no funcionan de esta forma y si se conserva su denominación es simplemente por tradición transmitida a lo largo de los siglos. Ya no existe discriminación entre oficos y clases sociales para pertenecer a ellas. No obstante continúan manteniendo sus peculiaridades y podemos encontrar diferencias entre ellas.
Con respecto a las cofradías podemos distinguir entre Cofradías Penitenciales organizadas en torno a penitentes que suelen procesionar descalzos; Cofradías Sacramentales que rinden culto al santo sacramento; y Archicofradías que disfrutan de mayors privilegios que las anteriores puesto que este título es una concesión papal y normalmente lo ostentan las sociedades más antiguas y enraizadas en la ciudad a la que pertenecen.
Por lo que a las hermandades se refiere, su asociación depende de la ciudad en la que se sitúan. Tomando como ejemplo Sevilla que, posiblemente, es la ciudad española con mayor número de hermandades podemos distinguir entre ellas las Hermandades de Capa, habitualmente ataviadas con túnicas blancas o de colores claros que siguen en las procesiones un paso pausado; las Hermandades de Centro nacidas intramuros de los antiguos límtes de Sevilla; o las Hermandades de Negro cuyo denominador común es la penitencia que llevan a cabo vestidos de negro o colores oscuros y normalmente sin música que acompañe los pasos.