Señales para detectar casos de maltrato a personas mayores

El maltrato a las personas mayores es uno de los problemas sociales más sumergidos en el silencio e invisibilización. No es sencillo detectarlo, pues en muchas ocasiones no se le da la suficiente importancia.

La Organización Mundial de la Salud ya lo ha reconocido como una violación de los derechos humanos. Según datos de 2022, alrededor de una de cada seis personas mayores de 60 años sufrió algún tipo de maltrato en los entornos comunitarios. Esta organización ya ha alertado de que, con el progresivo envejecimiento de la población, esta cifra podría aumentar en los próximos años.

Su difícil detección se debe, entre otras causas, a la diversidad de tipos de violencia que puede ejercerse. Malos tratos no son solo agresiones físicas, sino que cualquier acto repetido que cause daño o la omisión de medidas que lo reduzcan forma parte del problema. Esto incluye, por tanto, maltrato psicológico, económico, sexual, emocional, abandono o menoscabar la dignidad de la persona.

"En la mayor parte de los casos, la persona maltratada es mujer, mayor de 75 años, y con deterioro cognitivo o demencia”, ha afirmado en una entrevista con Infosalus Hèlia Salleras Padern, trabajadora social de la Residencia y Centro de Día 'Els Arcs' de Figueras (Gerona).

Señales que hacen sospechar

La anulación que pueden sufrir las víctimas de maltrato sumada a la poca visibilización e información puede hacer que no se identifique cuándo una persona lo está sufriendo. En estos casos, el entorno de la persona mayor desempeña un importante papel, pues puede sospechar ante algunas señales.

Hay ciertos profesionales que suelen estar en contacto con las personas mayores en su rutina cotidiana. Ejemplo de ello son el personal de los centros médicos o de las farmacias. Si estos perciben que se deja de asistir a las citas, las explicaciones sobre una misma lesión se contradicen o existen infecciones o daños en el área genital, las alarmas deben dispararse.

Otro signo que debe preocupar al entorno de una posible víctima, según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), es que parezca temer a algún miembro de su familia o cuidador. Según esta organización, el 50% de los casos de maltrato son a manos de los hijos.

Acudir a urgencias sin compañía o tener miedo del coste económico de sus tratamientos son síntomas de que algo podría no marchar bien. De la misma manera, si la persona encargada de los cuidados no permite al personal médico hablar con el paciente a solas, también sería un motivo para sospechar.

Como indica la SEGG, existen múltiples señales que podrían servir para identificar los casos de maltrato: físicas, psicológicas, sexuales, económicas, sociales… Con esto, ponen el valor el deseo y derecho de todo el mundo, sin importar la edad, al bienestar.

Factores de riesgo

No existe un perfil de víctima ni maltratador. No obstante, existen algunos factores que pueden elevar el riesgo de sufrir malos tratos en algún momento de esta etapa de la vida, aunque no son universales ni determinantes.

En general, los expertos apuntan al deterioro cognitivo o físico como un factor que eleva las posibilidades de ser maltratado, así como la dependencia económica de las víctimas respecto a los cuidadores.

Otro de los signos de vulnerabilidad más importante es el aislamiento social. Las personas sin una red interpersonal afectiva, ya sea familiar o de otro tipo, pueden verse envueltas en situaciones de maltrato. Además, en estos casos, la detección es más complicada.

Los expertos recuerdan, además, que el maltrato no solo se produce en casa. Las instituciones también pueden ejercer violencia de todo tipo contra los mayores: contenciones mecánicas, confinamientos, infantilización o vejaciones son algunos ejemplos.