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Los obispos españoles han subrayado que la Iglesia recomienda "insistentemente" recurrir a la sepultura de los cuerpos frente a la incineración, aunque no prohíben esta última, y han aconsejado que las exequias no se conviertan en "homenajes" al difunto.
Así lo indican en un documento titulado 'Un Dios de vivos', en el que se abordan los temas de la muerte, la resurrección y la celebración de las exequias.
"Los signos y la celebración de las exequias deben manifestar el respeto y la veneración debidos al cuerpo del difunto, que fue hecho templo de Dios por el bautismo y está llamado a la resurrección. Por eso, la Iglesia, aunque permite la cremación, recomienda insistentemente que los cuerpos de los difuntos sean sepultados en los cementerios u otros lugares sagrados", señalan los prelados.
En todo caso, precisan que "no hay razones doctrinales para prohibir la cremación" y añaden que, en algunos casos, "por motivos sanitarios o de necesidad pública puede ser conveniente". "En sí misma la cremación no implica la negación objetiva de la doctrina cristiana sobre la inmortalidad del alma y la resurrección del cuerpo", añaden.
El documento también señala que los sacerdotes "han de procurar con delicadeza que la celebración no se convierta en un homenaje al difunto". "Eso corresponde a otros ámbitos ajenos a la liturgia", subrayan, al tiempo que precisan que "las exequias son incompletas sin la celebración de la Eucaristía".
En el apéndice dan a conocer asimismo las normativas sobre los columbarios, que son "lugares idóneos para depositar las cenizas después de la muerte y de la cremación de los difuntos". Estas normas, según puntualiza la CEE, provienen tanto de la Instrucción Ad resurgendum cum Christo de la Congregación para la Doctrina de la Fe como de la Junta de Asuntos Jurídicos de la CEE.
En el acto de presentación del documento han intervenido los presidentes de las dos Comisiones Episcopales que han redactado de manera conjunta el documento: Enrique Benavent, de Doctrina de la Fe, y José Leonardo Lemos, de Liturgia, junto al secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello.
El texto se divide en cuatro partes y un apéndice. La primera parte analiza 'La situación actual y retos pastorales'; la segunda explica 'La fe de la Iglesia'; la tercera, cómo 'Acompañar en el momento de la muerte'; la cuarta, la importancia de 'Celebrar las exequias cristianas' y el apéndice ofrece 'Orientaciones sobre los columbarios'.
En el primer apartado, los obispos afirman que en las últimas décadas se ha vivido en la sociedad una profunda transformación en la vivencia de la muerte y en la forma de afrontarla. Subrayan que, ante circunstancias dramáticas como la de la Covid-19, se ven "actitudes de generosidad, servicio y solidaridad que muestran lo mejor que hay en el corazón del ser humano" pero añaden que, aunque se ofrece ayuda psicológica, "social y culturalmente se evita la cuestión de Dios".
Frente al drama de la muerte, añaden que "la presencia y la cercanía de la Iglesia junto a las personas que sufren la muerte de un ser querido es un testimonio elocuente de misericordia y de esperanza".