La primera residencia especializada en mayores LGTBIQ+ dependientes o en situación de vulnerabilidad –se llamará Josete Massa– podría abrir sus puertas antes de finales de este año.
Por ahora, la residencia –situada en el barrio madrileño de Villaverde– permanece cerrada puesto que las obras se paralizaron al principio de la pandemia y posteriormente tuvieron que afrontar problemas con la financiación que todavía siguen negociando.
A pesar de todo, este centro pronto podría abrir y acoger a mayores LGTB –se calcula que hay unos 160.000 en España– que serán derivados por los servicios sociales, ya que se pretende que las plazas sean públicas –algo novedoso en Europa–.
Y es que, todo el proyecto está amparado por la Ley LGTB de la Comunidad de Madrid, que fomenta que se creen recursos para personas mayores vulnerables que formen parte de dicho colectivo.
Así, será un espacio donde las personas podrán vivir su identidad con libertad y sin rechazo social que, aunque cada día parece ser menor, sigue existiendo en ciertas capas de la sociedad.
Mayores LGTB en riesgo de exclusión
"Es una residencia especializada, no exclusiva, no un gueto. En un centro de deterioro cognitivo no puede entrar una persona sin él. Tenemos que entender que las necesidades que tienen las personas mayores son diversas. Dentro de esa especialización, nadie se mete con la residencia de monjas ni les dice que están en un gueto. No, están en un lugar especializado donde ellas se encuentran", explica el presidente de la Fundación 26 de diciembre, Federico Armenteros.
Además, añade, tiene todo el sentido que el centro sea público puesto que "el 67% de los mayores LGTB tienen pensiones no contributivas". "No nos han permitido trabajar y nos han echado por ser maricones o camioneras. La sociedad no te ha permitido poder cotizar a no ser que fueses autónomo, como peluquero o costurera, pero se quedaba una pensión de 600 euros o 700. Y la inmensa mayoría estamos solos. ¿Podemos entrar a una residencia? Pues por eso es que sea pública concertada", apunta.
Por ello, teniendo en cuenta esta coyuntura, desde la Fundación 26 de diciembre vaticinan que la mayoría de personas que ingresarán en el centro será por motivos económicos. "Debes tener grado de dependencia II o III para que te den la plaza o –que es donde se nos va a llenar–, que seas pobre", asegura Armenteros.
Derecho a la atención especializada
"Vamos a ayudar a la sociedad porque estamos rompiendo una losa que es el derecho a la elección. En sanidad, lo tenemos. Podemos elegir centro", argumenta el presidente de la Fundación. "Si estamos potenciando la atención integral y centrada en la persona, es ella la que tiene que decidir. Y esa persona puede decir: yo quiero este centro, porque me gusta el entorno, porque está más cerca de mi casa, porque aquí potencian la música o el deporte... Tenemos que ir generando la diversidad, que cada uno pueda estar en un entorno donde se sienta protegido, tranquilo y cuidado; y donde participe activamente en el cuidado. Las personas mayores somos mayores, pero no tontos".
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.