"Sí consigo tu abrazo, dejo de torear": el mensaje que El Cordobés dejó a su padre hace 2 años

Manuel Benítez y Manuel Díaz son conocidos por dos razones. La primera, por su profesión, ambos son toreros, y la segunda por su historia personal: son padre e hijo. Hasta aquí todo puede parecer normal, pero lo cierto es que Benítez ha tardado 54 años en reconocer a Díaz como su hijo y en darle un abrazo.

El encuentro ha tenido lugar en la Universidad de Córdoba hace unos días, en homenaje a Benítez: "La foto de mi vida", escribía Díaz en sus redes sociales para presumir de padre.

Como era de esperar la publicación se ha llenado de comentarios de personajes conocidos y anónimos, que se alegraban por padre e hijo."Me alegro mucho por ti Manuel", escribía Paula Echevarría, "Ole tú, te mereces todo lo bueno que te pase. Te quiero amigos", aseguraba la cocinera Pepa Muñoz. "Te amo y me encanta verte feliz, te lo mereces", comentaba la hija del torero, Alba Díaz.

"Si consigo su abrazo, dejo de torear"

La imagen de la reconciliación pone fin a los años más complicados de Manuel hijo. Durante mucho tiempo, el adjetivo "presunto" le acompañó, ya que su padre se negaba a reconocerlo, hasta que en 2016, una prueba de ADN confirmó que el torero, con un 99,9% de posibilidades, era su padre. 

Desde entonces, el primogénito ha luchado por crear una relación con su padre, algo que ya confesaba en marzo de 2021 a la periodista Mara Torres en su programa El Faro: "Egoístamente, ese día me sentiría más feliz por él que por mí", confesaba el torero.

"Estoy muy contento. Todo llega en su momento. Ojalá algún día toreemos un festival juntos. Nos queda tiempo para pasar buenos momentos juntos", aseguraba a la periodista, cuando le preguntaba si estaba cerca ese reencuentro.

 "Nunca he considerado que mi vida fuese un fallo. He ido creando la imagen de mi padre a retales por la falta que me hacía", confesaba.

Un padre ausente y una vida sin recuerdos con su progenitor le llevaron a escoger la misma profesión que él: "Yo tenía que llamar la atención de alguna manera". Una profesión algo arriesgada que confesó que dejaría si su padre le daba un abrazo: "Si consigo su abrazo, dejo de torear".

Ese día ya ha llegado, y ahora padre e hijo non piensan en otra cosa que no sea recuperar el tiempo perdido, y exprimir al máximo estos momentos juntos.