Si nadie lleva ya mascarilla a mi alrededor: ¿me protege llevarla?

El Congreso aprobó en el mes de julio eliminar la obligatoriedad de usar mascarillas en el exterior, siempre que se pueda mantener la distancia de seguridad. El decreto ley que se sancionó esgrimía la "evidencia científica" y los datos de vacunación, con gran parte de la población española con pauta completa. Se trataba de una medida que apuntaba a la "recuperación de la vida normal antes de que la pandemia impactara de lleno". Con todo, mucha gente ha decidido continuar llevando la mascarilla puesta, incluso en exteriores y aunque se pueda mantener una distancia de 1,5 metros.

Con la llegada del otoño y el invierno se producirá el aumento potencial de la tos y los resfriados entre los ciudadanos. Según una investigación europea encargada por Johnson & Johnson Consumer Health EMEA, más de la mitad de los españoles (51%) son reacios a mostrar en público sus síntomas de la gripe y el resfriado y un 40% se muestra inseguro a la hora de diferenciar correctamente entre estos síntomas y los de otros virus. De hecho, los acontecimientos de los últimos 18 meses han alterado de manera trascendente las actitudes de los ciudadanos hacia la sintomatología cotidiana de estos virus invernales.

Mascarilla en interiores

Así las cosas, si eres de las personas que han decidido continuar llevando la mascarilla aunque las personas a tu alrededor no lo hagan, pueden que te haya surgido esta duda: ¿me protege si nadie más la usa? Varios estudios de los que se ha hecho eco The New York Times concluyen que las máscaras protegen al usuario incluso cuando otras personas a su alrededor no la tienen puesta, aunque el porcentaje de protección dependerá de la calidad de la mascarilla, el materia del que está hecha y cómo de bien la llevemos ajustada.

Por ejemplo, en uno de los estudios citados por el prestigioso rotativo encontró que una mascarilla quirúrgica estándar solo protegía al usuario de aproximadamente el 7,5 por ciento de las partículas generadas por una tos simulada. Pero anudar los lazos y doblar los lados de la máscara médica redujo la exposición en casi un 65 por ciento. Cubrir la mascarilla quirúrgica con una mascarilla de tela, una técnica conocida como doble enmascaramiento, redujo la exposición a las partículas de tos simulada en un 83 por ciento.

Otro estudio probó hasta qué punto los diferentes tipos de máscaras protegían al usuario de las partículas reales de coronavirus. El estudio mostró que incluso una simple mascarilla de algodón ofrecía algo de protección (del 17 al 27 por ciento) al usuario. Las mascarillas médicas funcionaron mejor, incluida una mascarilla quirúrgica (protección del 47 al 50 por ciento), una N95 holgada (protección del 57 al 86 por ciento) y una N95 herméticamente sellada (protección del 79 al 90 por ciento).

La mejor mascarilla

Teniendo en cuenta estos y otros estudios que apuntan en la misma dirección, “una máscara médica de alta calidad, como una N95, KN95 o KF94, funcionan mejor”, concluye los expertos citados, que recomiendan “usar la máscara de la más alta calidad posible cuando no puede mantener la distancia o estar al aire libre, o cuando nadie a su alrededor” la lleve. En este sentido, Linsey Marr, profesor de ingeniería de Virginia Tech y uno de los principales expertos mundiales en transmisión viral, declara en el periódico neoyorkino que “si me encuentro en una situación en la que tengo que depender únicamente de mi máscara para la protección (puede haber personas no vacunadas presentes, hay mucha gente o no sé nada sobre la ventilación), usaría la mejor máscara de mi guardarropa, que es un N95”.