Todas las encuestas sobre dependencia aseguran lo mismo: las personas mayores quieren envejecer en su domicilio y prolongar al máximo su estancia en el hogar.
Y para ello, se hace necesario desarrollar unos sectores, el de los cuidados a domicilio, la teleasistencia y las redes de asistencia comunitaria, que aún están en fase de crecimiento y expansión. Así como también se hace imprescindible replantear el sistema de atención en residencias.
Sobre este tema debatieron en el I Congreso de Economía Plateada (@EconomiaSilver) –en una mesa redonda moderada por la directora de Home Health Care de Ubikare (@ubikare), Nerea Amenabar– el presidente de la Fundación Edad y Vida (@EdadyVida), Joaquim Borrás (@JoaquimBorras), la directora general de New Health Foundation, Isabel Donado, y el CEO de Supercuidadores (@SUPERCUIDADORES), Aurelio López-Barajas.
Pandemia de dependencia y atención integral
Todos coincidieron en que, a medida que va envejeciendo la sociedad, estos cuidados serán más necesarios y se hará urgente adaptar los recursos al nuevo perfil de dependiente.
Y es que, con el aumento de la esperanza de vida –por la cronificación de las enfermedades–, van apareciendo nuevos retos que abordar desde distintos puntos de vista, no sólo desde lo sanitario.
De esta manera, comentó la directora general de New Health Foundation, Isabel Donado, el atender a los dependientes con recursos sociales y comunitarios, al mismo tiempo que se hace un seguimiento médico, sirve para prevenir los efectos de las enfermedades y para que todo el peso no recaiga en los hospitales, puesto que el "50% del gasto sanitario de las personas se produce en el último año de vida". "Sólo desde los servicios sanitarios el modelo no es sostenible", explicó.
Por ello, afirmó, es importante que se trabaje en un "modelo de atención integrada" para hacer frente a otros problemas derivados como la "soledad no deseada". "El sistema es sostenible cuando se atiende bien a las personas y cuando se le da la atención que necesitan", apuntó.
Otros retos
Por su parte, el presidente de la Fundación Edad y Vida, Joaquim Borrás, aseguró que "el mayor del futuro va a ser más diferente".
Por un lado, comentó, habrá más personas de 65 años que practiquen un envejecimiento activo. “Las personas mayores están creciendo y con ellas la economía relacionada con el ocio, la formación, la cultura, la sanidad, etc. No obstante, se trata de un colectivo heterogéneo”, dijo.
Pero también aumentará el número de dependientes. Por esta razón, apostilló, es imprescindible: revisar los estándares de calidad para que sean similares en todo el país tanto en residencias como en la atención domiciliaria, incorporar la tecnología para facilitar el cuidado y el seguimiento y fomentar la formación del personal, ya que, en la actualidad, se retribuye mal este trabajo y valoriza poco.
Oportunidades y formación
No obstante, este aumento de personas dependientes que quieren envejecer en sus casas no sólo supone retos, también oportunidades, puesto que podría dinamizar un sector –que crece al 10% anual– y crear miles de puestos de trabajo.
Aun así, para que así sea, señaló el CEO de Supercuidadores, Aurelio López-Barajas, habría que cualificar más a los trabajadores y, sobre todo, dignificar la profesión, para que reconozca que cuidar "no es una labor indigna".
Además, habría que formar a los auxiliares no sólo en técnicas físicas, como aprender a movilizar a una persona mayor, sino asimismo en habilidades que tengan que ver más con lo emocional, como el trato personalizado y las habilidades sociales.
“Debemos profesionalizar el sector de los cuidados, tanto en conocimientos como en habilidades. Para ello, debemos facilitar a los trabajadores el acceso a la formación presencial y, sobre todo, online. La formación es una inversión rentable, más aún para un sector que genera empleo estable y localizable”, destacó López-Barajas.