La soledad en la vejez es el "gran temor" del 48% de los españoles, según indica la Fundación Mutua de Propietarios (@FundacionMdP) en el estudio Los españoles ante la vejez, elaborado en colaboración con la Universidad de Barcelona (@UniBarcelona), con el que han analizado las percepciones de las personas que conviven con familiares de más de 75 años sobre esta etapa de la vida.
Con motivo del Día Internacional de las Personas Mayores, una jornada que se instituyó en 1990 por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el fin de generar conciencia sobre el envejecimiento y el lugar de las personas mayores en la sociedad y que se celebró el pasado sábado 1 de octubre, daban a conocer las conclusiones del informe en el que revelan que el 48% de españoles teme estar solo al hacerse mayor. Además, aunque un 44% cree que el soporte de la familia a los mayores es fuerte en España, un 27% afirma que es responsabilidad de cada persona garantizar su calidad de vida durante ese periodo.
En concreto, las principales preocupaciones de los españoles ante un futura vejez son los problemas de movilidad (68%), la salud (67%) y la falta de recursos económicos (59%), seguidas de la posibilidad de no contar con una pensión de jubilación (60%) y de sufrir soledad (48%).
"Ante una mayor longevidad, los españoles tenemos el reto de prepararnos y adaptar nuestro entorno para afrontar esta etapa y sus nuevas necesidades con la mayor calidad de vida posible", explica Laura López Demarbre, vicepresidenta ejecutiva de la Fundación Mutua de Propietarios.
En España, un 9,98% de la población tiene 75 años o más, es decir, 4,73 millones de personas, de los cuales un 35,1% de las mujeres y un 14,7% de los hombres entre 75 y 84 años viven solos. Desde la Fundación destacan que este porcentaje aumenta hasta el 44,1% y el 35,1%, respectivamente, a partir de los 85 años, según la Encuesta Continua de los Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondiente a 2020.
Según el informe, en la actualidad un 45% de los mayores recibeayuda de una persona con la que convive; un 25% de su círculo familiar y de amistades; y un 25% recurre a la contratación de personal externo remunerado; mientras que la prestación de servicios sociales queda reducida a un 6% y un 16% no cuenta con ningún tipo de ayuda. De esta forma, los cuidados de terceras personas pertenecientes al círculo familiar o de amigos se presentan como la alternativa más probable entre los mayores con dificultades para realizar las actividades fundamentales de la vida diaria.
Por su parte, el papel de los mayores en el seno de las familias está valorado muy positivamente, "ya sea cuidando nietos o ayudando económicamente". De hecho, un 85% confirma que "las personas mayores ayudan a sus familias". Solo en las vacaciones de verano, el 60% de las familias había recurrido alguna vez a los abuelos y abuelas para el cuidado de sus menores, según una encuesta de la Fundación Alares (@FundacionAlares).
Y en cuanto al hecho de vivir con los hijos, el estudio apunta que no supone una mejor economía para los mayores. De hecho, en muchas ocasiones, la razón para volver a vivir con los padres son las dificultades económicas por lo que estos hijos no aportan sino, por el contrario, son los ingresos de las personas mayores los que se reparten entre todos los miembros del hogar.
Un 34% de los mayores tendrá dificultades para mantener la calefacción encendida
Un 24% de las personas mayores asegura tener problemas económicos de forma ocasional; un 8% admite que son frecuentes y 5% señala que siempre los tiene, frente al 58% que afirma que no tiene dificultades para llegar a fin de mes con los ingresos del hogar.
En concreto, un 34% de los mayores señala que tendrá dificultades para mantener la calefacción encendida; un 43% para hacer frente a imprevistos superiores a 750 euros; un 42% para irse de vacaciones al menos una semana al año; un 36% para reponer elementos de casa gastados; y un 30% para hacer regalos a la familia o amigos.
En cuanto a las preocupaciones frente a los problemas de movilidad, una de cada 3 personas mayores de 75 años tiene dificultades para acceder desde la calle a su vivienda, ya sea porque no hay ascensor, porque tiene que subir de forma obligatoria escaleras, o por ambos factores. En este sentido, el informe de la Fundación Mutua de Propietarios alerta de que un 51% de las viviendas está poco o nada adaptada, siendo las puertas automáticas (53%), suelos antideslizantes (43%) y rampas (38%) los elementos no disponibles que podrían facilitar la movilidad. Por el contrario, el ascensor (68%) o el plato de ducha (57%) son elementos que la mayoría, o bien ya lo tienen disponible, o bien consideran que no es necesario.
"Cuanto más mayor te haces, tienes más gasto, es decir, necesitas de más cosas para tu bienestar (cuidados, material de apoyo), pero no todo está subvencionado ni te lo puede proporcionar la Seguridad Social o tu seguro médico privado, quedando fuera. Es ahí donde tenemos una situación en la que los recursos también son menores, ya que a esas pensiones, que tienen que garantizar ese nivel de vida, se les añade la subida de tipos de interés, que finalmente acaba con esos ingresos. Esto genera estrés, porque al final estas personas mayores saben que son los ingresos que tienen, y que no hay opción a buscar otro trabajo u otra cosa, sino que con eso tienen que vivir", explica Laura López Demarbre a 65YMÁS.
Las doctoras Manuela Alcañiz y Mercedes Ayuso, de la Universidad de Barcelona explican que "en sociedades envejecidas, es necesario mejorar la accesibilidad a la vivienda para garantizar que actividades fundamentales, como ir a comprar o ir al médico, puedan efectuarse con facilidad".
Igualmente, desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) recuerdan que la sociedad está cada vez más envejecida, por lo que resulta de gran importancia factores como que el envejecimiento de la sociedad sea un hecho positivo y un triunfo social en el que es importante recordar los derechos y deberes de este grupo social; adaptar ciudades y barrios, medios de comunicación, transporte, parques y todo lo relativo al día a día de las personas para canalizar este fenómeno y disfrutar de la vida en comunidad; así como avanzar en el sistema sanitario para procurar servicios de geriatría a todos los hospitales y acceso a la geriatría a todas las áreas sanitarias del país.
"La pandemia ha constatado que hay que cambiar radicalmente el Sistema de Cuidados de Larga Duración y buscar un sistema comunitario y a domicilio, evitando en el mayor tiempo posible los ingresos en residencias", señalan.
Las mujeres mayores con discapacidad, "las grandes olvidadas"
Desde el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) han denunciado las condiciones de indefensión y vulnerabilidad de las personas con discapacidad mayores, debido a las circunstancias actuales de crisis energética, climática, política o de peligro bélico. "Los profundos cambios de paradigmas sociales, tecnológicos y económicos que parecen llamar a la puerta, deben servir para que las personas mayores y con discapacidad mayores puedan incorporarse, con inmediatez y en igualdad de condiciones, con el resto de las personas a la sociedad", declaraban en un documento por la jornada del pasado 1 de octubre.
En este sentido, denuncia que las personas con discapacidad mayores "siguen esperando soluciones, así como la consolidación y consecución de sus derechos más básicos". "Las personas con discapacidad mayores sonlas grandes olvidadas, especialmente las mujeres" advierte.
Así, el Movimiento CERMI (@Cermi_Estatal) hace un llamamiento a "la sociedad y a sus diferentes actores para que no olviden las recientes consecuencias de la pandemia sobre este grupo ciudadano y la nitidez con la que era percibida la necesidad e inmediatez de cambios profundos jurídicos, económicos y sociales que remediasen la durísima situación en la que vivían y finalizaban su vida muchas de estas personas".
Por otro lado, el CERMIha aplaudido la nueva Ley de Igualdad de Trato y No Discriminación, que ha definido como una "herramienta valiosa para consolidar los avances adecuados a una visión de la discapacidad y la edad como una cuestión de derechos universales perfectamente asumibles, base necesaria para un nuevo paradigma de convivencia humana".
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.