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Las personas mayores lo han pasado especialmente mal durante esta pandemia. El coronavirus ha arrebatado la vida a muchos de ellos, mientras que los que han tenido la fortuna de no sufrir la enfermedad se han visto sometidos a un confinamiento más estricto que el resto y privados de las visitas de sus familiares. Sin embargo, eso no ha impedido que muchos hayan aprovechado el tiempo, permaneciendo activos y soñando con esos reencuentros con sus seres queridos que, afortunadamente, ya se están produciendo. Es el caso de Ricardo y Mercedes, dos abuelos ejemplares, capaces de todo por sus nietos.
Gracias a uno de ellos, Israel Remuiñán (@israelremuinan), hemos conocido su preciosa historia. En una publicación que se ha convertido en viral en Twitter, este joven periodista que trabaja en La Linterna (@linternacope) de la Cadena COPE (@COPE), explica que sus abuelos llevaban tres meses encerrados en su casa de Culleredo (A Coruña) sin recibir visitas. Él sufre del corazón y ella es asmática y sólo un hijo se pasaba por allí a llevarles comida. Lejos de quedarse parados aguantando el 'chaparrón', un día empezaron a pedir que les trajesen tablas de madera. Tenían un objetivo.
"Los dos viven en una casa en el monte. Desde el primer momento tuvieron claro que les tocaba encerrarse, que aunque les apeteciese ver a su familia no podían hacerlo. Y como Ricardo llevaba muy mal eso de estar parado en casa, convenció a su mujer para empezar un proyecto juntos. El objetivo de su idea era hacer felices a sus nietas más pequeñas, Judith y Miriam (8 y 5 años). Las dos viven en otra ciudad lejos de ellos, pero les encanta pasar las vacaciones juntos. De hecho, nunca habían estado tanto tiempo sin verse", cuenta Israel.
"Horas y horas trabajando en esta sorpresa"
"Aunque ya son mayores, los abuelos se pusieron manos a la obra para sorprender a sus nietas. Empezaron a juntar tablas de madera, compraron pintura de colores, escogieron sus peluches favoritos y recopilaron todas las fotos de las niñas. Querían hacerles una casa de madera. Así, durante todo el confinamiento, Ricardo y Mercedes pasaron horas y horas trabajando a contrarreloj para rematar la casa. Solo querían que, cuando acabase todo esto y sus nietas fueran a verles, se llevasen una gran sorpresa", contínúa su relato este periodista, orgullosos nieto de los protagonistas de esta historia.
Y el esperado reencuentro se produjo finalmente el pasado domingo 21 de junio. "Solo hay que ver la cara de las niñas al conocer su nueva casa o a los abuelos emocionados. Y es que el chalet es de película. Tiene jardín, vallado, ventanas, luz artificial y hasta literas hechas a mano para dormir a sus muñecos. Después de meses aislados y sin ver a sus nietas, Ricardo y Mercedes ya pueden abrazarlas en el jardín de su nueva casa. Si a esto le sumas que los abuelos de Miriam y Judith son también los míos, pues ¿qué queréis que os diga? Que estoy emocionadísimo y que ojalá fueran eternos. Tenía que contarlo", concluye Israel.