Una joven de 22 años denunció el 20 de octubre ante la Guardia Civil que un hombre había intentado violarla en Tarancón (Cuenca). Aunque logró escapar, sufrió tocamientos por parte de un hombre que había sido puesto en libertad tres días antes. El presunto agresor, llevaba una pulsera telemática y acababa de cumplir condena por agredir sexualmente a otra mujer en 2016, a la que tenía prohibido acercarse.
La Guardia Civil localizó horas más tarde al sospechoso, que caminaba por la A-3 a la altura de Villarrubio. En el momento de la identificación el hombre intentó huir y se echó a correr, llegando a saltar una mediana. Cuando los agentes lograron detenerlo, se resistió y agredió a uno de ellos.
Tras comprobar sus antecedentes, se dieron cuenta de que el detenido de 24 años y de origen marroquí, había salido de la cárcel de Estremera después de cumplir una condena de cinco años por otra agresión sexual cometida en Elche (Alicante) en 2016. Por este delito sexual cumplió una pena de tres años y nueve meses de cárcel, pero estaba obligado a lleva una pulsera para asegurarse de que cumplía la orden de alejamiento sobre la víctima, que está en vigor hasta el año que viene.
Precisamente fue Instituciones Penitenciarias quién avisó a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de que había perdido el contacto con el dispositivo. Su última conexión se emitió desde Tarancón, lugar de la segunda agresión, según cuenta Nius.
Tras ser detenido, pasó a disposición judicial y el juez decretó prisión provisional para el joven. El día 22, cinco días después de su puesta en libertad, volvió a la cárcel, esta vez a la de Cuenca, según confirmaron fuentes de Instituciones Penitenciarias a ABC.
Provocó un incidente en la cárcel de Villena
Fuentes penitenciarias explicaron, según recoge Nius que el pasado 16 de agosto, el detenido había tenido un incidente en la cárcel de Villena, imágenes que fueron difundidas por los medios de comunicación: “¡Venid a por mí cabrones!”, gritaba el presunto agresor a los tres funcionarios que le habían escoltado hasta su celda, tras una salvaje agresión con una escoba a varios de ellos.
El preso quería denunciar a los trabajadores por utilizar porras de goma para reducirlo. Los funcionarios presentaron un parte de lesiones y pidieron la baja, al tiempo que se abrían dos investigaciones: una interna y otra judicial. Las versiones de los trabajadores y las imágenes captadas por las cámaras no coincidían: el interno los embistió, insultó y amenazó, pero la reducción del preso fue lo que provocó que se abriera la investigación, y un expediente disciplinario a los funcionarios.
Por otro lado, la subdirectora de seguridad de Villena que entregó las imágenes de la agresión que captaron las cámaras para la investigación, denunció días después del incidente el robo de su teléfono móvil, mensajes amenazantes, y que un grupo de encapuchados la había rodeado en el portal de su casa.
Un mes y medio después de los hechos, la investigación sigue abierta ya que no hubo testigos.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.