Así fue la última gran erupción de un volcán en La Palma, la del Teneguía en el año 1971

Todos somos conscientes del origen volcánico de la islas Canarias que no son sino la parte emergida del mar de gigantescos volcanes submarinos. Sin ir más lejos, la altitud máxima de La Palma es de 2.400 metros, pero bajo el Atántico tiene 3.000 metros más. De ahí que la mayoría de las erupciones volcánicas que se registran en el archipiélago sean submarinas como sucedió con la registrada en la isla de El Hierro en octubre de 2011. Pero no siempre es así y también se producen erupciones en territorio insular como es el caso de la que está viviendo La Palma con el volcán situado en la zona de Cumbre Vieja, que ya ha dejado entre 17 y 20 millones de metros cúbicos de lava, devorado un centenar de viviendas de la isla y provocado la evacuación de unas 5.000 personas.

Esta erupción no es la primera de estas característica que se registra en la isla. De hecho, los vulcanólogos hablan de que La Palma ha registrado, además de la que ahora mismo se está produciendo, seis importantes erupciones en los últimos 460 años:

• Volcán Tihuya en 1585, duración 84 días.
• Volcán Tigalate en 1646, duración de 82 días.
• Volcán San Antonio en 1677, duración 66 días.
• Volcán El Charco en 1712, duración 56 días.
• Volcán San Juan del Duraznero en 1949, duración 42 días.
• Volcán Teneguía en 1971, 24 días.

Medio siglo de la erupción del Teneguía

Precisamente fue esa última erupción, la del volcán Teneguía -hoy uno de los mayores reclamos turísticos de la isla de La Palma- que ahora cumple 50 años, la que más se recuerda por su cercanía en el tiempo y porque los medios técnicos de la época permitieron a los medios de comunicación registrar el acontecimiento.

La erupción del Teneguía, en el suroeste de la isla, comenzó el 26 de octubre de 1971 y continuó hasta el 18 de noviembre de aquel añs. Se calcula que su volumen de emisión fue de 40.000.000 m3 y cubrió bajo cuatro metros de lava una superficie de 2.135.000 m2. de los que 290.000 m2 le fueron ganados al mar.

Desde la Asociación Volcanes de Canarias, Edilia Luís recuerda que "los primeros registros sísmicos se realizaron en la estación hidrofónica que la Universidad de Columbia (EEUU) tenía en Puerto Naos. Los temblores de tierra asociados a la erupción produjeron derrumbes en algunas edificaciones. Tuvo un gran impacto mediático. Las imágenes grabadas dieron la vuelta al mundo. Tan sólo hubo que lamentar una víctima mortal que falleció por la inhalación de gases en la zona conocida como Los Percheles. En la playa de los Abadejos otras dos personas resultaron afectadas, aunque sin fatales consecuencias, por el mismo motivo".

El tamaño de la isla creció

Los temblores de tierra que precedieron a la erupción comenzaron a sentirse el 20 de octubre y su intensidad fue progresivamente en aumento hasta la gran erupción del día 26. Su espectacularidad fue enorme a pesar de haber sido la erupción más corta de las históricas registradas en Canarias, sobre todo su se la compara con la de Timanfaya, en la vecina Lanzarote, que duró seis años, de 1730 a 1736.​

El volcán, cuyo cono alcanzó los 130 metros, produjo daños materiales a los cultivos de vid de la zona y destruyó una playa, aunque luego se formó otra gracias a sus coladas. La valoración final de pérdidas fue de seis millones de pesetas de la época, fundamentalmente en vías de comunicación, cultivos y algunas viviendas. No afectó a las zonas pobladas y gracias a la cercanía de la costa, la lava vertida al mar, solidificándose, hizo crecer un poco el tamaño de la isla

Tras la primeras y terroríficas explosiones de lava y sus consiguientes columnas de humo de hasta 700 metros de altura, miles de personas tuvieron que se evacuadas por miedo a que se produjera una tragedia.

La emisión de gases por el cráter fue continua y a una presión enorme formando una inmensa columna y un amplio campo de fumarolas se mantuvo hasta algunos meses después de terminar la erupción

Entre el fuego y el mar

Los trabajadores que se encontraban vendimiando justo entonces se vieron obligar a abandonar a toda prisa las viñas buena parte de las cuales arrasaron las cenizas ardientes de la colada de lava a 1.200 grados de temperatura. Los colegios suspendieron sus clases y hubo que evacuar a toda la población de la localidad de Los Quemados, la más cercana al lugar de la erupción, pero no fueron los únicos, también muchos vecinos de las localidades de Las Indias y Las Caletas abandonaron sus casas para refugiarse en Santa Cruz de La Palma.

Además, nos recuerda Edilia Luís fue necesaria "la evacuación de 28 barcos de pesca en la playa del Faro, lo que ocasionó momentos muy difíciles para los que trataban de salvarlas ya que tuvieron que abandonar los coches al encontrar los caminos cortados por los ríos de lava, quedándose durante algunos momentos aislados entre el fuego y el mar hasta que al final lograron subir a los barcos y salvarse con ellos poniendo rumbo al puerto de Santa Cruz de La Palma".

Vuelos chárter para ver la erupción 

Además de ser un importante foco de atención y estudio para los científicos de la época, el Teneguía se convirtió rápidamente en un atractivo turístico y se programaron numerosos vuelos chárter y frecuencias especiales para cubrir la demanda de pasajes de los turistas que querían contemplar el volcán en erupción.

De hecho, en el año 1987 se creó el Monumento natural de Los Volcanes de Teneguía, un campo de volcanes de 860 hectáreas en la localidad palmera de Fuencaliente, creado para preservar los espectaculares conos y coladas de erupciones históricas y prehistóricas que han tenido lugar en él incluida, por supuesto, la de 1971.

En cualquier caso, la erupción del Teneguía, puso de manifiesto la necesidad de contar con un equipo de volcanólogos dotado con la instrumentación necesaria para garantizar el seguimiento de la actividad volcánica en el archipiélago y preparado para actuar en caso de crisis asesorando a las autoridades.