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Buscar "ese enganche" a la vida de una víctima que está ante una tentativa suicida es el principal objetivo de un negociador de la Policía Nacional ante una situación crítica donde lo que prima es salvar la vida de la persona.
Así lo trasladan en una conversación con Europa Press tres negociadores de la Policía Nacional que desprenden esa serenidad que emplean para afrontar situaciones críticas, y que si bien sus funciones dentro del cuerpo son diferentes les une la especialidad de negociador o negociadora, función para la que están las 24 horas, los 365 días del año, convirtiéndose en pieza importante en tentativas de suicidios, atracos o secuestros con rehenes u otras situaciones en las que peligra la vida de una o de terceras personas.
Almudena Sánchez, Ignacio Villar y Natalia Lorenzo son tres de los negociadores que hacen que muchas de las personas en situaciones límites vuelvan a acogerse a la vida, afrontando su problema de salud mental, si bien es verdad que su intervención concluye cuando termina el peligro para la persona, sí que son pieza importante para que una situación crítica no se consume.
El objetivo de las intervenciones de los tres negociadores que la Policía Nacional tiene en la provincia de Las Palmas, y una cuarta persona en Tenerife, en el caso de situaciones críticas como la tentativa suicida se centra en buscar "ese enganche" a la vida de la víctima que hasta ahora no ha sido capaz de coger y que le ha llevado a un "pico emocional" en el que la salida que ve es quitarse la vida.
En este sentido, Almudena, Nacho y Natalia explican que para encontrar "ese enganche" que le haga a la víctima rebajar la tensión, lo primero que hacen es recabar toda la información posible sobre la persona, ya que cuanto "más datos se tenga, más vas a poder conectar" con la víctima y saber qué es lo que le ha llevado a esa situación para poder encontrar lo que le puede aferrar a la vida y en ese momento aún "no lo ha hecho".
Admiten que lo primero es la comunicación con la víctima para poder conectar, aunque "no siempre es fácil", de tal forma que lo que se busca es "ganar ese tiempo" para bajar el "pico emocional" en el que se encuentra la persona, por lo que reconocen que una vez que se conecta con la víctima, "no hay prisa", ya que buscan que la persona "baje, recupere un poquito la calma" y a medida que vaya hablando con los negociadores, "vaya ventilando emocionalmente".
Así, indican puede haber intervenciones de 10 minutos o de 15 minutos e incluso algunas que se resuelven antes de llegar los negociadores, consiguiendo los primeros agentes que acuden al lugar que la persona desista o, por contra, se pueden estar horas, incluso cuentan que ha habido compañeros que han estado en una misma intervención "más de 24 horas subidos a una grúa", por ejemplo.
El suicidio "no" tiene perfil
Tras esto cuentan que la salud mental "no" tiene un perfil determinado, ni edad, ni estatus social, ni circunstancias, "es salud mental básicamente", apuntando que cualquier persona de repente "su gran problema le causa un dolor exagerado y no ve esperanza en que eso se pueda resolver y ya no ve salida", lo que les lleva a una situación muy emocional en la que pueden estar días y "no son capaces de encontrar una salida a su problema", encontrando como "única" vía a ese sufrimiento el suicidio, de ahí la importancia de llegar a lo que les "enganche" a la vida.
En la intervención de tentativa de suicido se cruzan el pico emocional de la víctima con el estrés del negociador para que la situación se revierta, por lo que afirman que "es fácil acabar desbordando la emoción" cuando ves que se resuelve.
"Estás hablando, e intentas hablar tranquilo, para tranquilizar a la otra persona pero en realidad estás súper nervioso porque le estás viendo que en cualquier momento se puede caer incluso de forma accidental --por el lugar en el que se encuentre--", indica Almudena que recalca que lo que tienen "muy claro" es que en estas situaciones lo que se quiere es que sea la persona la que desista de forma convencida y no intervenir por la fuerza porque lo que se pretende es ayudarle.
Es en este momento en el que se revierte la situación cuando, señalan, "lo normal" es que la víctima "te intente dar un abrazo, te dé un abrazo" e incluso quiera mantener un contacto personal con quien les ayuda, los negociadores.
Colaborar entre todos como sociedad
Por ello, resaltan la importancia de que a nivel social se tenga conciencia de lo que es recibir esas alertas de una posible situación crítica y "no llegar al último escalón en esa ideación suicida, sino poder intervenir antes y poder ayudar y colaborar entre todos como sociedad".
En este sentido, defienden la necesidad de "no" negar que los suicidios existen porque "si se niega, no se le busca soluciones", de ahí la importancia de que "la gente entienda que un suicida no es una persona ajena sino que puede ser cualquiera, en cualquier momento de su vida".
Sobre esto último puntualizan que el porcentaje de ideación suicida "es elevadísimo", alrededor de un 15 por ciento, lo que implica que "a lo largo de la vida 15 personas de cada 100 se van a plantear que se quieren morir seriamente".
Por ello, indican que si a uno le sucede y es consciente del problema, se puede plantear ir a un médico, pedir ayuda y "normalizar las cosas por la situación" que se vive y el ir a un psiquiatra para que cuando uno se vea mal piense que "no" es el único porque ha escuchado que otras personas encuentran una solución.
También matizan que "a veces" el hecho de verbalizar el suicidio o el quieres quitarte la vida, incluso en las propias intervenciones, "le hace pensar" en ocasiones a la persona que se encuentra en la situación porque "no lo ha hablado con nadie" o "no lo ha exteriorizado" aunque al final, puntualizan, "es una enfermedad que no es tan fácil de resolver".
En España hay una red de negociadores de la Policía Nacional de algo más de cincuenta agentes, entre los que se encuentran los cuatro que están en Canarias, y que son quienes afrontan las situaciones críticas para las que se les requiere.
Pide ayuda
Por otro lado, en el caso de Canarias desde la Consejería de Sanidad se anima a pedir ayuda a través del teléfono 024, que es la línea de atención a la conducta suicida, así como acudir a los psicólogos o psiquiatras cuando sea necesario.
En el caso del archipiélago se trabaja en el cuidado de la salud mental y en la prevención del suicidio a través de psicólogos en centros de salud o con el Servicio de Salud Mental de Alta Complejidad, que está ubicado en Gran Canaria, donde lleva más de un año en funcionamiento.
Además desde el Servicio Canario de Salud (SCS) se trabaja en un protocolo específico de menores para abordar situaciones como la idea suicida.
En España, según datos recogidos del INE, las muertes por suicidio han ido en aumento desde el año 2018 cuando se percibe un crecimiento de las mismas. En concreto, en 2018 un total de 3.539 personas decidieron poner fin a su vida, cifra que se ha situado en las 4.097 al concluir 2022, cuando se produjo un aumento del 2,3 por ciento en relación a 2021 (hubo 4.003 suicidios).