Las sujeciones en las residencias parecen estar muy cerca de desaparecer. Recientemente, el Ministerio de Derechos Sociales ha propuesto un plazo máximo de 3 años para la "supresión total" de sujeciones físicas, mecánicas, químicas o farmacológicas en las residencias de mayores de España, poniendo fin así a un método muy criticado y apostando por un plan de atención libre de sujeciones.
Desde la Federación Empresarial de la Dependencia (FED) se muestran "totalmente de acuerdo" con esta disposición. "Todo el sector tiene muy claro que el uso de las sujeciones se tiene que ir limitando a temas muy puntuales y muy justificados", explica su presidente, Ignacio Fernández-Cid, a 65YMÁS. Sin embargo, considera que erradicarlas en su totalidad será "muy complejo", e incluso "una utopía".
"Hay casos en los que no va a ser posible, porque la casuística es casi ilimitada", explica, haciendo referencia al acuerdo en el que únicamente se contempla el uso de alguna sujeción con carácter "temporal" en situaciones "excepcionales y de urgente necesidad" en las que exista "un peligro inminente" para la persona usuaria, cuidadoras o terceras personas, siempre que previamente se haya constatado el fracaso de otras medidas alternativas.
"Evidentemente hay que tender a la desaparición del uso diario en los centros, pero para ello tenemos que coordinarnos todos y habrá que hacer una labor muy pedagógica, no solo entre los profesionales de los centros sino también entre los familiares", señala.
Por su parte, el doctor Antonio Burgueño Torijano, director técnico del programa Desatar de CEOMA, considera la propuesta del Gobierno como un “brindis al sol”, y añade que la cantidad de años "parece que se ha hecho por decir algo o por un cálculo político".
"Estamos hablando de un ámbito asistencial cuyas competencias están trasferidas a los gobiernos autonómicos", explica, lo que le lleva a recordar que "el gobierno de la CC. AA. de Madrid afirmó hace 3 años que erradicarían las sujeciones de las residencias. Habrá que preguntarse cuando empieza a correr ese plazo de 3 años, y si empieza para todos los gobiernos o administraciones autonómicas o locales a la vez".
"Creo que el gobierno no ha sido capaz de comprender el fenómeno del uso de sujeciones en residencias en su amplia complejidad", comenta el Dr. Burgueño a 65YMÁS. Recuerda que las normas existentes ya establecen la obligatoriedad de una prescripción facultativa y contar con consentimiento informado escrito para poder aplicar una sujeción, sin embargo, "lo cierto es que la suma de todo eso solo ha servido para complicar la vida en las residencias, pero no para un descenso de la prevalencia de uso, y mucho menos para una erradicación total, como tampoco ha servido el aumento de la presión sobre las residencias que se ha producido en los últimos años a consecuencia de algunas malas noticias".
"Cambiar la realidad del uso de sujeciones en residencias es algo complejo, y las iniciativas basadas en leyes han demostrado no ser eficaces, como también se ha demostrado que la formación aislada tampoco sirve", añade.
Por tanto, considera que la mejor vía para lograr esta eliminación total de las sujeciones en las residencias es "a través de los profesionales, que contando con el apoyo inequívoco de los mandos de las organizaciones, llevan a cabo un proceso de transformación de los centros, mediante adecuaciones de los entornos, y ajustes organizativos, con un reenfoque de los criterios de seguridad física y del manejo de las conductas reactivas de las personas con demencia".
"Con ese enfoque, lo que debe hacer un gobierno, si lo que quiere es crear un escenario propicio, es garantizar que se aportarán medios e incentivar a los responsables de las residencias, haciendo que todos se sientan respaldados", señala.
Las personas con demencia, casi las "únicas candidatas" a sujeciones
Actualmente no hay un registro oficial de cuántas personas son atadas en las residencias en España, sin embargo, el Dr. Burgueño maneja una base de datos de una muestra significativa de centros en la que se observa una prevalencia de un 17% del total de residentes, es decir unas55.000 personas, y un 30% cuando solo se tienen en cuenta las personas con demencia que viven en esos centros.
"El descenso en la prevalencia del uso se ha visto ralentizado por el importante incremento de la proporción de personas con demencia en las residencias. Hace 10 años era de un 40%, y hoy día supera el 60%, con una tendencia a seguir creciendo", explica.
No se sabe con exactitud cuándo empezaron a utilizarse las sujeciones en las residencias de mayores, aunque el Dr. Burgueño indica que se empezaron a usar especialmente cuando estos centros comenzaron a albergar apersonas con demencia, "esas personas que también hoy en día son prácticamente las únicas candidatas a ser objeto de sujeciones físicas y farmacológicas en las residencias. Es muy raro ver a personas con sus capacidades cognitivas intactas atadas".
Los efectos negativos de las sujeciones
Actualmente, las condiciones legales para que estas sujeciones puedan utilizarse es la prescripción de un médico, junto al consentimiento informado por escrito. Aun así, hay que tener muy en cuenta los efectos negativos que se dan para la persona que es atada, ya que, a veces, estas sujeciones afectan más a su salud de lo que pueden ser de utilidad.
Los principales efectos negativos que señala el Dr. Burgueño son "los del inmovilismo forzado, a nivel físico, más el trauma psicológico añadido que provoca verse limitado en extremo. El inmovilismo tiene categoría de síndrome geriátrico, dado el impacto que tiene sobre la salud de la persona, y que puede llevarla a una muerte anticipada. Mientras llega la muerte, la persona desarrollará más probablemente ulceras por presión, infecciones, desnutrición, pérdida de masa muscular, osteopenia, etc., y el impacto psicológico puede traducirse en agitación, resistencia a los cuidados, o retiro y apatía".
Por todo ello, la necesidad de eliminar por completo las sujeciones ha ido creciendo con el tiempo, resultado de una creciente sensibilización "social y de los poderes públicos" por erradicarlas y apostar por un modelo más digno. Pero, a pesar de todo, "todavía es dominante en muchos centros la idea de que algunas sujeciones son necesarias, y en ellos los profesionales se dedican a buscar toda clase de justificaciones, y a asegurarse de que se consigue consentimiento y de que cuentan con un médico que las prescriba", advierte el Dr. Burgueño.
"El fenómeno del uso de sujeciones es complejo"
¿Cuándo se considera que hay abuso en este tipo de prácticas? Se han dado casos de abusos en el uso de sujeciones por conveniencia, ya sea para ahorrar recursos, o para ahorrar esfuerzos o trabajo, "pero estos casos no son la mayoría". Según el Dr. Burgueño, "podemos considerar que hay abuso si comparamos los centros que las utilizan con los centros libres de sujeciones que existen. También vemos exceso cuando comparamos el uso en España con el uso que se da en otros países que publican datos".
"El fenómeno del uso de sujeciones es complejo, y son muchos los que quieren simplificarlo. Hay quienes afirman que se utilizan por falta de personal, pero nosotros hemos aprendido de los centros libres que han eliminado las sujeciones sin incremento de personal", explica. "Yo prefiero quedarme con la idea de que las sujeciones responden a deficiencias ambientales y organizativas, y déficits de conocimientos sobre los factores que hay detrás, especialmente déficits en el enfoque de la seguridad, en el manejo de las caídas, y en el manejo de los SPCD (síntomas psicológicos y conductuales de la persona con demencia) reactivos".
Por esta razón, el Dr. Burgueño considera que su uso "no es maltrato", pero eso no quiere decir que sean necesarias. "La regla es no utilizarlas, y como toda regla puede tener excepciones, si bien es cierto que no suelen darse casos tan extremos en una residencia. Si se dan alteraciones conductuales extremas peligrosas se pueden utilizar con el mismo criterio que se utilizarían en un centro comercial, es decir, de forma puntual y sin prescripción facultativa ni consentimiento, y solo hasta que la persona se controle. La lacra de la que hablamos en las residencias es el uso diario prolongado, un uso dominante allí donde todavía se siguen considerando necesarias para prevenir caídas, o como respuesta a alteraciones conductuales de las personas con demencia ante las que no se sabe como actuar, o cómo se pueden prevenir".
Aunque el foco está puesto en las residencias, atar a los mayores también es algo que ocurre en los domicilios, aunque es más difícil de detectar. "No hay datos de uso en domicilio, pero no es el mismo fenómeno que el uso en residencias, ya que en los domicilios son cuidadores informales, normalmente familiares, quienes se están haciendo cargo de una persona con demencia, y es muy difícil manejarla sin conocimientos y en entornos poco adecuados y poco modificables, como son la mayoría de las casas en las que habitamos. Creo que a esos cuidadores no se les puede exigir más, y por ello no trabajamos el uso de sujeciones en el domicilio", aclara.
Este tema ha cobrado especial importancia con la pandemia y el trato dado a los mayores en residencias. "Se ha pasado mal, pues no solo ha sido la importante cantidad de muertes, sino también las restricciones a las que han sido sometidas las personas mayores que viven en ellas. Se ha dicho que en muchos casos ha sido necesario recurrir a sujeciones físicas y farmacológicas para poder aislar a personas con demencia en muchas residencias, pero nosotros hemos comprobado que eso no ha ocurrido en los centros libres de sujeciones consolidados, ya que estaban más preparados para manejar los brotes sin tener que llegar a esas medidas extremas", explica Burgueño.
'Desatar'
El programa Desatar de CEOMA, del que es director técnico el Dr. Antonio Burgueño Torijano, lucha por el fin del uso de sujeciones en residencias. Trabajan desde el año 2003 por una tolerancia cero al uso de las sujeciones físicas y químicas en personas mayores con patologías neurodegenerativas o demencia, a través de los Centros libres de sujeciones.
"Creo que los centros libres de sujeciones pueden enseñar mucho de lo que puede, y debe ser, en el futuro, un centro de cuidados a personas mayores en general, y a personas con demencia en particular", explica el Dr. Burgueño.
Desde su comienzo, el programa ha evolucionado "por aprendizaje". "De los mismos centros totalmente libres de sujeciones que conocemos hemos aprendido mucho, y cada vez tenemos más conocimientos y experiencias que compartir con los centros que quieren trabajar en nuestra línea", explica.
Gracias a este programa, desde CEOMA han aprendido que "la clave del éxito es poner el foco en las personas con demencia que viven en las residencias", lo cual los ha llevado a "desarrollar una serie de estándares, ambientales, organizativos, de cuidados e intervenciones, y a conocer y dominar una batería de herramientas clínicas especialmente útiles en el cuidado de esas personas, estándares que si se cumplen crean un escenario propicio para evitar las sujeciones físicas y farmacológicas, y para que las personas con demencia vivan bien en la residencia".
Así, los centros que cumplen esos estándares son centros "más amigables para las personas con demencia y desde CEOMA nos ha gustado denominar a esa línea de trabajo Desatar 2.0".
Una tendencia hacia la reducción de su uso
El esfuerzo de programas como el de CEOMA consiguen esa concienciación, provocando una tendencia general en la que se va reduciendo el uso de las sujeciones, situándonos "lejos de los datos que se publicaban hace 20 años", comenta. "Creo que todos los centros de España están trabajando para reducir el uso, pero son aún pocos los que están trabajando para erradicarlas", indica el Dr. Burgueño y añade que "van surgiendo centros que proclaman no utilizar sujeciones, pero no todos se han sometido a una comprobación externa. Los que se han sometido a nuestra comprobación también han crecido en los últimos años".
El avance es tímido pero seguro, aunque "no con la fuerza que me gustaría que se diera, ya que aún no se ha comprendido todo lo que se puede ganar cuando se adquiere una actitud de tolerancia cero". Por esa razón, siguen trabajando por erradicar las sujeciones totalmente, "lleve el tiempo que lleve".
Centros libres de sujeciones
Así, son los profesionales de los centros quienes pueden conseguir que los centros estén libres de sujeciones. "Sin su convicción y determinación, no se logra", explica el Dr. Burgueño. Aunque también necesitan contar con el "apoyo inequívoco de la dirección, y mandos centrales si el centro pertenece a una cadena".
Lo más difícil, según el Dr. Burgueño, es que estos profesionales vean cómo se puede implementar en la práctica. "La mentalidad la tienen", afirma, pero "cargan las tintas más en las dificultades que observan en su propio centro".
"Curiosamente, cuando se ponen a ello, con la adecuada estrategia, y lo logran, reconocen que es más fácil de lo que pensaban. También es cierto que, en esa actitud inicial de dudas, de necesidad de ver para creer, ir lográndolo es lo que más afianza la mentalidad de tolerancia cero, llegando a alcanzar una nueva realidad consistente y que permanece en el tiempo", explica.
Por tanto, la clave es "ponerse a ello, e ir viendo cómo se va avanzando, cómo se va logrando, y cada vez se va teniendo más claro que es posible". Y añade: "Es cierto que se necesitan lideres de esas organizaciones valientes, que sean capaces de apoyar a sus profesionales en el empeño, y eso es lo que más cuesta conseguir, conseguir que esos lideres superen sus miedos y sus dudas, y abandonen el área de confort en la que les puso el uso normalizado y aceptado de sujeciones".
Desde CEOMA suman 120 centros libres de sujeciones en España, de los cuales la mitad ya han cumplido más de 5 años libres, lo que demuestra que es "una nueva realidad muy sólida".
"Son un ejemplo muy interesante, pues la transformación que muestran es impresionante, con claras mejoras en sus resultados asistenciales y de calidad de vida para los residentes, a lo que se suma el desarrollo profesional que los equipos asistenciales alcanzan, tanto en conocimientos como en experiencia", concluye el Dr. Burgueño.
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.