Los supervivientes de cáncer sufren un mayor riesgo de fracturas óseas
Los tratamientos oncológicos, especialmente la quimioterapia, disminuyen la fortaleza ósea
Según un estudio llevado a cabo por la Sociedad Americana del Cáncer, los supervivientes de cáncer tienen que enfrentar a un desafío que no suele afectar de la misma manera a las personas que nunca han sufrido una enfermedad como esa: las roturas. En concreto, aseguran, aquellos que han sido diagnosticados en los últimos cinco años o que han tenido que someterse a tratamientos de choque, tales como la quimioterapia, presentan el mayor riesgo. Dentro de las fracturas, las más comunes son las pélvicas y vertebrales.
El análisis de la mencionada asociación, publicado en el 'Journal of the American Medical Association Oncology', se centra también en otros factores que pueden minimizar o maximizar este peligro. Así, por ejemplo, los responsables concluyen que la actividad física puede contribuir a disminuir este riesgo, mientras que, al contrario, fumar constituye un hábito que puede traducirse en una mayor probabilidad de fractura para los supervivientes de cáncer.
Con estas investigaciones, asegura la principal autora, la doctora Erika Rees-Punia, la intención principal es que la calidad de vida de los ex-enfermos se vea incrementada. "Hay que tener en cuenta que una fractura de pelvis o de vértebra no se limita a un hueso roto, sino que trae consigo toda una serie de limitaciones que pueden lastrar el día a día de los pacientes". Efectivamente, todo el que haya sufrido uno de estos problemas óseos conoce sus dolorosos efectos.
La prevención de fracturas
De entre los 92.431 participantes incluidos en la investigación, los científicos pudieron verificar un total de 12.943 casos de fractura, originados en la fragilidad ósea, que suele derivarse de un tratamiento como la quimioterapia. La comparación con los adultos que nunca han sufrido esta dolencia deja clara la conclusión: aquellos que, en los últimos cinco años, recibieron un diagnóstico positivo en este sentido, vieron como las posibilidades de romperse un hueso crecían enormemente.
La doctora Rees-Punia enfatizó su intención de que nuestros hallazgos sirvan de guía clínica para la prevención de fracturas, que podría incorporar la actividad física con los profesionales del cáncer del ejercicio y los programas para dejar de fumar, para mejorar la calidad de vida después de un diagnóstico de cáncer.
