Hace nueve años, en las obras de la Plaza de Santa María de Tauste, localidad de Zaragoza de entonces 6.500 habiantes (cifra que no ha variado mucho en la actualidad), se descubrió una cápsula del tiempo que data de 1959 y que, según las palabras del arqueólogo que protagonizó el hallazgo, Raúl Leorza, "sella el proceso de la reforma". "Fue fruto de la casualidad" su hallazgo, contaba en La Cadiera de Aragón Radio.
Así, se conoce que, en 1958, el general Francisco Franco visitó Tauste. Ante la noticia, el alcalde de entonces, Antonio Jaraute Bayarte, dio la orden de hacer los preparativos necesarios para recibir al dictador con los máximos honores. Franco llegó un 16 de junio a la localidad y se marchó pocas horas después.
"Un sexto sentido"
Pero, 53 años más tarde, Raúl Leorza inició una investigación arqueólogica tras hallar una vieja botella bajo la plaza de Santa María. “Algo me hizo pensar que aquello era raro, aunque no parecía muy antigua. Fue un sexto sentido”, afirma Leorza. “Los arqueólogos estamos buscando antigüedades y nos despreocupamos de los hallazgos más modernos”, añade.
Y es que, le pareció raro encontrar una botella de cristal normal y corriente porque lo primero que se suele pensar es que puede ser basura. Sin embargo, la limpió y vio papeles al trasluz. Y, rápidamente, la puso en manos de una especialista en restauración de papel, quien pudo sacar los documentos.
La cápsula del tiempo
Diez años después del hallazgo, el Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Aragón ha informado que se trataba de una cápsula del tiempo, la cual consiste en documentos u objetos pertenecientes a una época determinada que se han introducido en un receptáculo para que sean encontrados por generaciones posteriores.
En concreto, el recipiente contenía tarjetas de visita, recortes de periódicos de la época, documentación oficial y cartas a los vecinos firmadas por el alcalde y el primer teniente de alcalde.
La historia detrás del hallazgo
Una vez estudiada toda esta documentación, los arqueólogos reconstruyeron una curiosa historia: el gobernador civil de Zaragoza, el presidente de la Audiencia Territorial, el jefe del Movimiento local [partido único de la dictadura], Jaime Lucía Fabregat, y el Ayuntamiento convocaban a los vecinos el 16 de junio de 1958 a recibir al dictador en la confluencia de la calle del General Mola con la carretera de Gallur, con el “entusiasmo, el cariño y el agradecimiento de que es merecedor, al preocuparse de nuestros problemas y de los de la comarca”.
Asimismo, ordenaban “el personamiento del vecindario para recibir a nuestro Caudillo invicto y Jefe Nacional en su visita a nuestra Villa”. Reclamaban también que los residentes vistiesen “camisa azul [prenda distintiva de los falangistas], si se posee”.
Se sabe que el dictador regresó a la localidad un año después a inaugurar el pantano de Yesa. De esta segunda visita, se conserva una fotografía donde se puede ver al general rodeado de varios militares y políticos cruzando la plaza de Tauste mientras los vecinos los saludan con el brazo en alto. La fotografía, al ser en blanco y negro, no permite distinguir si llevaban la camisa azul.
Leorza asegura que el fenómeno de las cápsulas del tiempo "es más habitual de lo que parece". Ahora hay cápsulas más modernas, que tienen una caducidad, “sin embargo, en la época romana también existe la figura pero como un proceso de cerrar el proceso de una obra en cuestión” explicaba.