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Los solsticios marcan el momento del año en que el Sol se encuentra más cerca o más lejos de los hemisferios terrestres y, en consecuencia, se producen los días más cortos y más largos del año. El motivo de que existan los solsticios es el hecho de que la Tierra está inclinada unos 23,5 grados con respecto al Sol, de manera que, durante el solsticio de diciembre, el hemisferio norte está en su punto más alejado del Sol y marca el inicio del invierno, mientras que el hemisferio sur está en su punto más cercano al astro y es cuando empieza el verano.
El solsticio de invierno (de verano en el hemisferio sur) ocurre exactamente en el mismo momento en todo el planeta, cuando el Sol se encuentra directamente encima del trópico de Capricornio, aunque la hora varía según la zona según el huso horario. En España, tendrá lugar el 21 de diciembre de 2021 a las 16:59 (hora peninsular española), según el Observatorio Astronómico Nacional.
Algunas curiosidades sobre el solsticio
El hecho de que las fechas de los solsticios difieran ligeramente de un año a otro se debe a que el calendario que usamos no se corresponde exactamente a la duración de la órbita de la Tierra, que es un poco más larga que 365 días. Esta diferencia se ajusta con el día añadido en los años bisiestos, y es la que hace que el solsticio pueda caer entre el 20 y el 23 de diciembre.
Una creencia popular es que el día del solsticio de invierno es también el día con la puesta de sol más temprana, pero eso no es así. En la mayoría de países, esta puesta de sol se produce una o dos semanas antes del solsticio. Eso pasa porque nuestros relojes no coinciden exactamente con el Sol, por lo que la puesta de sol del día del solsticio ocurre unos minutos más tarde que las de principios de mes. En España, la puesta de sol más temprana del año tendrá lugar algún día durante las dos primeras semanas de diciembre, según la provincia. Lo que sí que ocurre el día del solsticio es el día con menos horas de sol. En Madrid, por ejemplo, el día 21 contará con un total de 9 horas y 17 minutos de luz diurna.
Estas pocas horas de sol hacen que el solsticio de invierno sea el día más oscuro del año, pero no el más frío. Para las temperaturas más bajas, normalmente hay que esperar unas semanas. Aunque el 21 de diciembre sea el día en que recibimos menos horas de calor solar, los mares y la tierra todavía retienen algo de la energía térmica absorbida durante los meses de verano. Por ello, las temperaturas más gélidas no suelen llegar hasta enero o febrero, cuando los océanos y continentes ya se han enfriado.
Aunque el solsticio de invierno marque el día más corto y el inicio de la estación más fría del año, también indica el momento en que los días empiezan a alargarse. Este hecho ha sido motivo de celebración para varias culturas a lo largo de los siglos. En los países escandinavos, se celebraba el Yule, una fiesta para conmemorar el regreso del dios sol. En la cultura celta, también se celebraba este “renacimiento” del sol con muérdago. Algunas tradiciones relacionadas con este solsticio han perdurado hasta la actualidad, como el Hogmanay en Escocia, que se celebra con varias costumbres relacionadas con el fuego, o el festival iraní de Yaldá, que conmemora el nacimiento de Mitra, un dios solar persa. Incluso la Navidad guarda cierta relación con esta fecha, ya que tiene su origen en la Saturnalia (Saturnales), una celebración de la época del Imperio Romano, cuando el solsticio ocurría el 25 de diciembre según el calendario Juliano y en la que se rendía culto al Sol Invictus (“Sol invicto”).