La autoestima es la evaluación perceptiva que tenemos de nosotros mismos, "una dimensión psicológica importante e interna de las personas, un aspecto de la autoidentidad personal", nos explica la doctora en psicología Marta Giménez Páez del Centro de psicología de Madrid Area Humana, antes de añadir que refleja la valoración que una persona hace de sí misma.
Por otra parte, la autoestima tiene un fuerte componente autorreferencial, "se relaciona con las interacciones con y en el mundo en distintos aspectos y a lo largo de la vida y por tanto se vincula con la percepción de autoeficacia y satisfacción personal".
En consecuencia, la autoestima está íntimamente relacionada con nuestro bienestar personal. No se trata de estar pagados de nosotros mismos o ser unos narcisistas, sino del grado de satisfacción que tenemos con nuestra propia vida, de "la confianza en las capacidades personales y por tanto la calidad de vida percibida", apunta la doctora subrayando que una autoestima saludable o positiva, favorece los procesos vitales y es una variable moduladora de estrés y promotora de salud física, mental y social.
La autoestima de los mayores
Pero, ¿qué sucede con la autoestima cuando nos acercamos o ya estamos en la tercera edad?, sencillamente se puede resentir al comprobar que, como es absolutamente normal, disminuyen las capacidades físicas y mentales, las personas de su círculo de amistades ya no pueden ya no pueden mantener el ritmo de vida que llevaban o pueden ir enfermando o incluso desapareciendo.
Si a esto le sumamos la discriminación por razón de edad, edadismo, imperante en muchas capas de nuestra sociedad que no toma en cuenta a los mayores, ni respeta sus opiniones y puntos de vista o loes somete a meros estereotipos de que a su edad ya no pueden hacer determinadas cosas, podemos encontrarnos con un peligroso descenso de la autoestima que genera emociones negativas, ansiedad, situaciones de aislamiento, de apatía e incluso de depresión.
El autoconocimiento, la madurez, las vivencias y la experiencia que los mayores han atesorado a lo largo de toda su vida son imprescindibles para fortalecer la autoestima de las personas mayores que, como diversos estudios han puesto de manifiesto, ha disminuido durante la pandemia por la situación de aislamiento que han sentido más que ningún otro grupo social además de tener un mayor temor al contagio y una menor resiliencia a los obligados cambios de rutinas que la crisis sanitaria ha traído aparejados.
"El envejecimiento es parte del ciclo vital"
"El envejecimiento es parte del ciclo vital y trae aparejado cambios que requieren esfuerzo de adaptación y por tanto pueden conllevar un incremento de percepción de estrés", sostiene la doctora Giménez Páez antes de aclarar que esa falta de autoestima en las personas mayores "puede manifestarse en forma de limitaciones en el desempeño de actividades y funciones cotidianas y esto mermar la confianza en poder hacer frente a las exigencias del entorno tanto física como socialmente lo que contribuye al incremento de sentimientos de incapacidad, impotencia, preocupación, pérdida, y con ello afectar al estado de ánimo con sentimientos ansiosos y depresivos".
Asimismo, la baja autoestima puede empujar a los mayores que la sufren a tener "una menor participación en actividades cotidianas y con ello, disminuir los intercambios sociales, relaciones interpersonales, experiencias gratificantes y por tanto, disminuir la oportunidad de experimentar sentimientos positivos y satisfactorios sobre sí mismos, el mundo y el futuro". Es decir, un problema que se retroalimenta así mismo, una especie de pescadilla que se muerde la cola contra la que hay que combatir conscientes de que " la recuperación y fortalecimiento de autoestima, es un factor muy importante en el envejecimiento activo y saludable".
Por si fuera poco, la baja autoestima "dificulta el esfuerzo de adaptación potenciador de la autonomía, afecta a la calidad de vida autopercibida y conlleva una mayor dependencia y desesperanza y con ello, disminuye la adhesión de la persona a las recomendaciones sociosanitarias orientadas a la consecución de una desarrollo de bienestar y salud", explica Marta Giménez Páez.
Por contra, las personas que tienen un alto nivel de autoestima pueden enfrentarse con mayor solvencia y determinación a los nuevos retos o dificultades que les plantea la nueva etapa de la vida por la que transita. Por ello "es importante promover la autoestima entre las personas mayores y ayudarles a conseguir autoconfianza y satisfacción consigo mismos. De esta manera, podrán disfrutar de una vejez plena, mejorar sus relaciones familiares y sociales y adaptarse de una manera más rápida y eficaz a los retos o cambios que puedan surgir", aseguran desde el Instituto Superior de Estudios Sociales y Sociosanitarios (ISES).
Un derecho inalienable de toda persona
El norteamericano Carl Rogers que a mediados del siglo pasado desarrolló el concepto de enfoque humanista en psicología sostenía que la autoestima es un derecho inalienable de toda persona y que, por el simple hecho de serlo, todo ser humano es digno del respeto de los demás y de sí mismo y merece estimarse y que se le estime.
Una vez aclarada la extrema importancia de la autoestima en los mayores, cabe preguntares ¿qué pasos se deben seguir para recuperarla? En primer lugar -nos dice la doctora Giménez Páez-, "es importante, favorecer un enfoque positivo de sí mismos, ya sea a través del reconocimiento de las metas y logros alcanzados o los esfuerzos realizados, así como poner en valor la experiencia y sabiduría de la vida", sin olvidar que al mismo tiempo hay que "propiciar la participación en actividades físicas, autocuidado y actividades sociales que propicien vivencias positivas de logros y emociones agradables generadoras de satisfacción personal y coherencia con el autoconcepto personal".
"Es necesario estimular la identificación de potencialidades realistas y modificar pensamientos erróneos o creencias auto-devaluadoras, estereotipos y actitudes limitantes sobre lo que conlleva envejecer", explica.
Cómo recuperar la autoestima perdida
Y por supuesto, la autoestima perdida de las personas mayores se puede recuperar y Marta Giménez Páez nos da las pautas para ello: "En esta etapa vital, será de gran utilidad y en la medida de las posibilidades de cada persona y sus contextos, propiciar el desarrollo de estrategias orientadas a favorecer una mayor interacción con el entorno, un replanteamiento de metas y desafíos asumibles que favorezcan vivencias de éxito, percepción de control y superación personal. Es necesario que los mayores pongan en valor sus habilidades y características personales".
Más concretamente, la psicóloga recomienda "la participación en actividades lúdicas, recreativas, culturales, artísticas, físico-deportivas y estimulantes cognitivamente, así como la colaboración comunitaria, porque incrementan el contacto social y con ello, sentimientos de pertenencia y redes de apoyo social que favorecerán una mejor adaptación y por ende, mayor satisfacción consigo mismos, fortaleciendo una autoimagen y autoestima positiva, que contribuye al bienestar psicológico y afrontamiento saludable de sus circunstancias en la tercera edad".
Sobre el autor:
Antonio Castillejo
Antonio Castillejo es abogado y periodista. Comenzó su carrera profesional en la Agencia Fax Press dirigida entonces por su fundador, Manu Leguineche, en la que se mantuvo hasta su desaparición en 2009. Especializado en información cultural y de viajes, desde entonces ha trabajado en numerosos medios de prensa, radio y televisión. Actualmente volcado con los mayores en 65Ymás desde su nacimiento.