Paula Buedo
Este medicamento tiene efectos secundarios que van de la osteoporosis al riesgo cardiovascular
El verano ya ha llegado y con él los campings, piscinas y escapadas para disfrutar de la naturaleza. En estos entornos, es muy frecuente toparse con todo tipo de animales e insectos, como las habituales avispas en el borde de la piscina que buscan hidratarse.
Una picadura de avispa es muy desagradable para la mayoría, pero puede ser un gran riesgo para las personas que tienen una alergia muy fuerte a su veneno. En general, suele causar escozor, rojez e inflamación, pero para los más sensibles pueden llegar a marearse, vomitar o perder el conocimiento.
Para estas personas, el urbason se ha convertido en un aliado fundamental que siempre va con ellas. Uno de los formatos de este tratamiento es un inyectable para casos de emergencia, pero también puede tomarse en pastillas.
El urbason es el nombre de la marca comercial de un principio activo llamado metilprednisolona. Se trata de un derivado sintético de la cortisona y, al igual que esta, actúa como antiinflamatorio. Por eso, se puede utilizar para aliviar los síntomas de alergias graves.
No obstante, existen otros casos en los que un médico puede indicar la necesidad de iniciar un tratamiento con urbason. Por ejemplo, se emplea en traumatismos, edemas cerebrales, casos de artritis reumatoide, en personas con la Enfermedad de Crohn o cuando se produce una lesión medular.
Cuidado con los efectos secundarios
No obstante, se trata de un fármaco potente que no debe tomarse sin la supervisión de un especialista. Es necesario seguir las indicaciones de un profesional, pues pueden pautar una dosis de inicio diferente a la de mantenimiento.
Además, sus efectos secundarios son muy numerosos. Como cualquier corticoide, puede alterar el funcionamiento del organismo. Por ejemplo, entre los efectos adversos se encuentra la osteoporosis, hipertensión arterial, aumento del riesgo de padecer problemas cardiovasculares, hiperglucemia, aumento de infecciones, aumento de peso o disminución de la cicatrización, entre otros.
A estos problemas físicos se unen otros efectos secundarios de tipo de psicológico. Ejemplo de estos son los episodios depresivos, la psicosis o un estado de confusión que hace que se desaconseje conducir tras haber tomado el urbason.
Por otra parte, se trata de un medicamento que también puede empeorar otras enfermedades previas, como el glaucoma o la tuberculosis, por lo que es imprescindible comunicar al especialista todos los antecedentes sanitarios antes de comenzar el tratamiento.