La Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH) ha aconsejado, durante la práctica de deportes de invierno, tomar medidas de seguridad como mantenerse hidratado, evitar las fuentes de calor directas en las piernas, así como el uso de ropa de forma holgada para favorecer la circulación y mover las extremidades con regularidad.
Asimismo, para las personas que practican esquí, la sociedad considera que la elección de unas botas bien fijadas puede evitar en muchos casos una fractura y, si además la fijación es óptima, no dificultará el flujo sanguíneo. En este sentido, aseguran que es importante aflojar las ataduras cuando se está en los remontes o parados sin esquiar, así como la elección de ropa especializada para evitar las temperaturas extremas.
Desde la SETH han explicado que las gélidas temperaturas invernales desencadenan respuestas fisiológicas que pueden tener consecuencias significativas para la salud cardiovascular. La secreción de catecolamina, hormona responsable del aumento de la frecuencia cardíaca, se activa durante los meses fríos, lo que puede llevar al incremento de la presión arterial y del colesterol, hecho que puede favorecer la formación de trombos, y desencadenar en angina de pecho o infarto.
Tal y como apunta el presidente de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH), Joan Carles Reverter, "el cuerpo humano, en respuesta a las bajas temperaturas, despliega mecanismos de defensa que, paradójicamente, pueden desencadenar un colapso circulatorio. Esta vasoconstricción puede tener consecuencias graves, ya que disminuye el aporte sanguíneo periférico, llevando a una situación donde los órganos internos experimentan un aumento de la presión arterial".
Además, aseguran que en todos los deportes es necesario hacer descansos, puesto que no es conveniente realizar mucho ejercicio continuado, ya que podría provocarnos alguna lesión. "Si la persona que practica el deporte es joven puede hacer hasta cuatro horas seguidas con descansos periódicos asegurando buena hidratación. Sin embargo, en personas de más edad se aconsejan descansos de 15 minutos cada dos horas, evitando llegar a situaciones de ejercicio intenso o extenuante", ha indicado Reverter.
"Mantenerse hidratado garantiza una sesión de esquí más agradable, además nos ayuda a prevenir las agujetas. Se recomiendan bebidas isotónicas, las ideales serían las que llevan unas concentraciones de hidratos de carbono y sodio determinados para mantener una osmolaridad concreta, parecida a la sanguínea", ha aclarado el presidente de la Sociedad.
Hipotermia
La revista científica 'The Lancet' llevó a cabo un análisis cuyos resultados concluyeron que el frío tiene la capacidad de provocar la pérdida de vidas hasta 20 veces más que las condiciones cálidas.
Cuando la temperatura corporal desciende por debajo de aproximadamente 35 °C, se produce la hipotermia. Este fenómeno ocurre cuando el cuerpo no puede generar la energía necesaria para mantener su temperatura interna lo suficientemente alta, lo que puede tener consecuencias mortales. Los síntomas característicos de la hipotermia incluyen falta de coordinación, confusión mental, respuestas lentas, temblores y somnolencia.
Las personas de edad avanzada y los niños enfrentan riesgos particulares ante esta condición. Los niños, debido a su capacidad limitada para comunicarse efectivamente, pueden tener dificultades para expresar su malestar. Por otro lado, las personas mayores, con movilidad reducida, pueden ser más propensas a la exposición prolongada al frío. Además, los mayores tienden a tener menos grasa subcutánea y una menor sensibilidad para percibir cambios de temperatura, lo que aumenta el riesgo de sufrir hipotermia sin darse cuenta del peligro.
Coágulos y viajes
Aunque la mayoría de la información disponible sobre los coágulos de sangre y los viajes prolongados se ha centrado en los vuelos, desde la SETH aseguran que es importante destacar que todas las personas que viajan durante más de cuatro horas, ya sea en avión, automóvil, autobús o tren, pueden enfrentar el riesgo de desarrollar coágulos sanguíneos.
"Durante un viaje, los coágulos de sangre pueden formarse en las venas profundas de las piernas. Este fenómeno se atribuye a periodos prolongados de inmovilidad en espacios reducidos; a mayor tiempo sin movimiento, mayor es el riesgo de coagulación sanguínea. Aunque en muchos casos los coágulos se disuelven por sí mismos, existe la posibilidad de complicaciones graves si una parte del coágulo se desprende, viaja hacia los pulmones y causa un bloqueo, conocido como embolia pulmonar", ha destacado Reverter.
Sobre el autor:
Stefano Traverso
Stefano Traverso es licenciado en Ciencias de la Comunicación en la USMP de Perú; con un máster en Marketing Digital & E-commerce en EAE Business School de Barcelona. Ha trabajado en diferentes medios de comunicación en Perú, especializándose en deporte, cultura y turismo.