65ymás
Muy luminoso, con gresite geométrico en las paredes, una estructura llena de curvas y un mobiliario integrado que hace viajar a los años setenta, así define El País el portal del edificio Melilla 31, ubicado en el barrio malagueño de La Malagueta, en el número 23 del Paseo Marítimo Ciudad de Melilla. Se trata de un trabajo original que realizó el arquitecto Antonio Lamela en este bloque de 16 plantas construido en 1972.
La Junta de Andalucía ha dotado de protección el inmueble, un precedente que permitirá que obras de arquitectura reciente se rehabiliten de manera coherente https://t.co/pa5hFm9LvK
— ICON EL PAÍS (@icon_elpais) April 7, 2021
Tal y como cuenta Nacho Sánchez en Icon, para muchos de los vecinos que residen en sus 59 pisos transitar por este espacio no tiene nada de especial. Para otros, es toda una experiencia. Es por eso que, tras conocer en 2019 que la comunidad de propietarios había decidido realizar una reforma completa del portal, la interiorista Marina Benavides empezó coordinar una movilización con el apoyo de numerosos expertos y el Colegio Oficial de Arquitectos de Málaga que finalmente ha culminado con la inscripción del edificio en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.
El ilustrador Gustave Doré mostró en sus obras realizadas en el siglo XIX el pasado industrial del barrio la Malagueta, donde se levantó la plaza de toros que lleva su nombre. Es a partir de los años sesenta cuando el lugar fue elegido para edificar una serie de edificios residenciales en altura que cambiarían por completo el paisaje.
Llega la modernidad
Antonio Lamela, conocido por desarrollar obras emblemáticas en Torremolinos como Playamar o La Nogalera, fue elegido para construir uno de ellos: Melilla 31. Construido entre 1967 y 1972, se convirtió en una de las primeras torres de Málaga, característica de la arquitectura moderna.
Carlos Lamela, hijo del arquitecto fallecido en 2017, ahora está al cargo del Estudio Lamela, y comenta que la orientación del edificio es muy ingeniosa, permitiendole mirar siempre al mar. También ha sido el responsable de construir tres rascacielos más en la zona este de la ciudad, así como mcuchas otras edificaciones como son las Torres Colón. Según El País: "Antonio Lamela y sus sucesores ha desarrollado mil y un proyectos por todo el mundo y muchos mantienen la influencia de su creador, con una línea tan contemporánea como funcional".
Una joya del tiempo que necesita reformas
Carlos Lamela recuerda bien la construcción del edificio, a pesar de ser un niño durante esos años, y afirma que el portal "ha quedado congelado en el tiempo". Esa ausencia de cambios es lo que llamó la atención de la interiorista malagueña Marina Benavides. De esta forma, en 2019 adquirió un piso en el mismo bloque para mudarse, fue en ese momento cuando se enteró de las ideas de reformar el portal.
Entonces comenzó junto a su marido, Emilio Almagro, a reunir a sus vecinos para explicarles la situación, para que vieran que había otras formas de reformar la entrada sin que eso supusiese destrozarlo. Poco a poco fue concienciando al resto de propietarios, llegando a hablar con el arquitecto Daniel Rincón, quien comentaba en el diario La Opinión de Málaga: “No podemos proteger todo lo construido y congelar nuestras ciudades”.
“Antonio Lamela era un adelantado a su época: siempre pensó que la arquitectura debía hacerse de dentro hacia afuera. Era mucho más ligera, con formas que casi flotan y una elegancia contenida”, explica Rincón a ICON Design (El País). Benavides también contactó con el propio Carlos Lamela, quien se ofreció a realizar el proyecto de la reforma de forma gratuita. Aún así, los promotores de la obra no cedían, ni siquiera cuando el Colegio de Arquitectos de Málaga (@coamalaga) realizó varias visitas guiadas al portal del edificio y a otros de la zona durante la Semana de la Arquitectura.
Melilla 31: protegido
La Real Academia de Bellas Artes de San Telmo también mostró su apoyo a la conservación del portal junto al Colegio de Arquitectos de Málaga. En un primer momento, el objetivo de la investigación se centró en el portal, pero finalmente la protección ha sido otorgada a todo el inmueble. “Es un paso muy importante porque ayuda a entender que no es necesario que un edificio sea muy antiguo, con siglos de vida, para que tenga valor: hay edificios contemporáneos que también pueden tener reconocimientos y este, por ejemplo, es un buen representante del lenguaje moderno, del oficio del arquitecto, de la calidad sin estridencias. Hay que ser sensibles a esa autoría”, insiste el decano Sarabia en El País.
Finalmente, Melilla 31 ha quedado protegido tal y como recoge el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA). El documento lo define como “exponente de una arquitectura contemporánea de indudable calidad y armonía”, y subraya: “Se detectan, por tanto, los valores patrimoniales que concurren en el inmueble, de naturaleza histórica, arquitectónica, urbanística y tipológica, que justifican la protección de los espacios comunitarios y la envolvente del edificio como exponente de los postulados del Movimiento Moderno en la Costa del Sol”.
Según El País, la consejera de Cultura, Patricia del Pozo, firma, además, la disposición con la que el inmueble queda inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz para “salvaguardar sus valores”. Ello no impide que se realicen reformas. “Se pueden hacer obras, pero con cuidado y cariño”, dice Daniel Rincón, que pide a las administraciones que este tipo de protecciones no supongan retrasos en licencias, “porque ello será negativo para que otros vecinos sigan el camino de Marina Benavides”.
Es así como esta historia deja satisfechos a todos los que ha participado en el apoyo a la conservación del portal y del edificio.