Victoria Herrero
Sociedad
¿Cómo ven los jóvenes a los mayores? La importancia de las relaciones intergeneracionales
Los abuelos de hoy en día son todo un referente para las últimas generaciones
Más tarde o más temprano, y salvo complicaciones de salud, todos llegaremos a envejecer. Hacerlo es una buena señal; estamos vivos. Sin embargo, para otras muchas personas el simple hecho de envejecer se asocia erróneamente a algo malo. ¿Son los jóvenes de hoy en día de esa opinión?
Hablamos de generaciones distintas. De personas que han nacido y crecido en circunstancias sociales dispares y que, salvo excepciones, pueden tener formas de pensar totalmente opuestas; pero esto no quiere decir que todos los jóvenes piensen que a partir de los 65 años, la vida acaba. Ni mucho menos. Una persona mayor sigue siendo parte activa de la sociedad y tiene mucho que decir, sobre todo en un plano personal y familiar con estos jóvenes.
Un ejemplo a seguir
Jóvenes para los cuales sus mayores son todo un referente, tal y como se desprende de una encuesta realizada para Cerveceros España (@CervecerosES). Así, en este informe, estos jóvenes destacan la experiencia, la sabiduría y el cariño como los valores más importantes que han aprendido de sus abuelos. Unos mayores a los que consideran personas divertidas, vitales y activas, al tiempo que reconocen que "aprecian y escuchan sus experiencias, especialmente aquellas que tuvieron lugar cuando tenían su edad".
En la actualidad, los mayores y los jóvenes viven el mismo momento, pero de manera diferente por separarles tantas décadas. Por esto, es muy importante organizar espacios y actividades donde estos dos grupos de población, que no tengan relación personal o familiar, entren en contacto y aprendan a convivir y a entenderse.
Mayorescencia
Un trabajo de instituciones públicas, pero también privadas, de dar vida a esos puntos de encuentro para favorecer la convivencia intergeneracional como oportunidad única para unir a personas de edades dispares y puedan cooperar entre sí por el bien común de la sociedad.
Una relación solidaria que favorece a ambas partes. Así, en el caso de los jóvenes aumenta su empatía, mejora su motivación, despierta su interés por lo que no es solo su mundo y limita aquellas conductas de riesgo para su salud. Por su parte, los mayores obtienen a cambio una sensación de valía personal y de ser parte clave de la familia, además de favorecer su autoestima o desarrollar habilidades sociales.
Además, estos encuentros con los jóvenes son importantes para acabar con esa imagen deformada que se da de unos mayores que no valen para nada, no son independientes y apenas tienen recursos económicos con los que hacer frente a su vida diaria. Al contrario, es el momento de reconocer, con la ayuda de los jóvenes, el valor social que tiene la mayorescencia: esa etapa vital en la que las personas mayores ya no son tan viejas como hace años.
Una persona mayor no tiene que llevar necesariamente boina y bastón, sino que sigue apostando por los pantalones vaqueros, disfruta de sus amistades, de sus relaciones de pareja, viaja por el mundo o se divierte participando en todo tipo de actividades. Y eso es algo que no le diferencia mucho de un joven de hoy en día.