Carecemos de un estudio profundo a nivel nacional, casi no hay datos oficiales de la violencia de género contra mujeres mayores de 65 años, muy pocas dan el paso de denunciar y, en consecuencia, en términos estadísticos representan una parte residual del total de víctimas. Ante esta evidencia no queda más remedio que recurrir a los datos que facilitan asociaciones y administraciones para alcanzar una cifra aproximada. Así, desde la Comisión contra la Violencia del Hospital Clínico San Carlos apuntan en su registro anual que una de cada tres mujeres mayores de 65 años con señales de violencia son finalmente víctimas de violencia de género, lo que descubre la realidad de un problema prácticamente desconocido. Salvo en el caso de haber recibido una tremenda paliza que haga imposible dudar de un caso de violencia, es más que improbable que a estas mujeres se las contabilice como maltratadas.
"Hay mujeres mayores que han recibido una educación y tienen una cultura de que eso es lo que les ha mandado el Señor y lo tienen que aguantar. No denuncian por miedo a que se repita de nuevo, aunque vuelve a repetirse una y otra vez, o por el qué dirán o porque ‘es lo que me ha tocado’. Muchas de ellas no reconocen que están sufriendo maltrato. La situación de las mayores maltratadas es terrible. Son invisibles", asegura desde la Asociación Alma contra la violencia de género, Gregorio Gómez Mata, su secretario general, antes de explicar que "en el ámbito rural es peor aún y es donde más población envejecida hay. En los pueblos aún rige la norma del qué dirán y si una mujer entra en el cuartel de la Guardia Civil todo el mundo sabe a lo que ha entrado. No hay por qué ser hipócritas, la familia y los vecinos lo saben porque en un pueblo se conoce todo el mundo. Realmente estas mujeres mayores lo tienen muchísimo más complicado que en las ciudades".
Esta mentalidad que acepta sin dudar el 'hay que conformarse con lo que hay' o 'el matrimonio es para siempre', hace que muchas de estas mujeres maltratadas, criadas en el convencimiento de que la agresión es algo normal, no sean capaces de reconocer que son víctimas de violencia de género. Ellas son las que callan y perdonan, las que tienen interiorizado el sentido de pertenencia a sus maridos y la imposibilidad de enfrentarse a ellos porque 'la vida hay que tomarla como viene'.
Los avances en igualdad entre hombres y mujeres están contribuyendo en parte a una mayor conciencia especialmente en personas más jóvenes y mediana edad, por lo tanto existen más probabilidades de informar y denunciar hechos abusivos y violentos. Pero la situación cambia cuando hablamos de mujeres mayores, porque "la conformidad con normas tradicionales de género femeninas y masculinas es más elevada en las mujeres y hombres con edades mayores, ya que han sido socializados en este modelo de desigualdad y por tanto, aceptan formas de maltrato con más frecuencia, no por aprobarlas, sino por esa naturalización de la violencia en las relaciones", explica la doctora Marta Giménez, Directora del Área de Investigación e Innovación en el Centro de psicología "Area Humana" de Madrid.
Por su parte María Ángeles Jaime de Pablo, presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themi, apunta que "realmente hay muchos casos de violencia de género entre mujeres mayores, porque su vulnerabilidad es mucho mayor". Recuerda la abogada que a principio de los años 90, cuando comenzaba su trayectoria profesional vivió una situación "que por suerte hoy, seguramente no se habría repetido. Aún me emociono al recordar el caso de una mujer de 80 años, que sistemáticamente había sido maltratada por su marido a lo largo de toda su vida. La última vejación, la que le hizo denunciar, fue cuando su marido le puso una pistola en la cabeza. Ella tuvo la suerte, que no siempre suele ocurrir en los casos de mayores maltratadas, de contar con el total apoyo de su hija. El primer juez al que fuimos desestimó la demanda porque dijo no estar ni para discusiones vecinales ni para peleas domésticas. Recurrimos, se estimó el recurso, se celebró el juicio y una de las preguntas que le hizo el juez a aquella mujer fue, con sorna y retintín, que si realmente había sufrido maltrato durante toda su vida por qué había tardado tanto en denunciar. La respuesta de aquella mujer de 80 años en aquel ambiente nada relajado, más bien intimidante, de un juzgado fue: “No he denunciado antes por no encontrarme a jueces como usted”.
Datos alarmantes
Este 25 de noviembre la ONU celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una pandemia que afecta a 1.200 millones de mujeres en todo el mundo y al que en absoluto son ajenas, aunque a veces sean invisibles, las mujeres mayores.
El pasado mes de junio, el Observatorio contra la Violencia de Género hacía público que “los estudios realizados durante años permiten afirmar que cerca del 80 % de las mujeres asesinadas no habían presentado denuncia contra su agresor”. El silencio de la víctima es un factor de riesgo añadido para la vida de las mujeres maltratadas, por lo que es de enorme importancia concienciarlas a ellas, y también a toda la sociedad, de la necesidad de denunciar.
Los datos que revela el Observatorio son estremecedores. Por rango de edad, la mayor parte de las 1.027 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas, desde que comenzaron los registros en 2003, han sido aquellas que estaban entre los 31 y los 40 años con 273 víctimas; pero 119 estaban entre los 51 y 60; 72 tenían entre 61 y 70; 48 mujeres estaban entre los 71 y 84; y 6 eran mayores de 85 años. En total 245 mujeres en edades comprendidas entre los 50 y los 85 años han sido asesinadas víctimas de la violencia de género. Un 24%, o lo que es lo mismo casi una de cada cuatro mujeres asesinadas eran mujeres mayores.
Por lo que a los agresores se refiere, 31.250 hombres fueron registrados como denunciados por violencia de género en los asuntos con orden de protección o medidas cautelares dictadas inscritos en el Registro a lo largo de 2018. Casi la mitad de los denunciados (48,1%) se concentraron en las edades de 30 a 44 años. Por su parte los mayores de 60 a 64 pasaron de 656 en 2017 a 701 en 2018, un 6,9% más. De 65 a 69 años pasaron de 393 a 427, un incremento del 8,7%. Y de 70 a 74 años aumentaron un 4,3%, de 258 a 269. Por contra los denunciados de más de 75 años descendieron un 7,8%, de 283 a 261 casos.
De 30 a 60 años junto a su agresor
La violencia que sufren las mujeres mayores cumple muchas características homólogas a las que se dan en las mujeres jóvenes. La desigualdad estructural que vivimos en la sociedad causa una asimetría de poder entre hombres y mujeres que se da en todas las edades y se trasmite de generación en generación a través del aprendizaje de estereotipos y roles de género, que a día de hoy siguen promoviendo la sumisión de la mujer. Ahora bien, "las mujeres mayores que viven situaciones de violencia, en su mayoría, mantienen o han mantenido una relación con el agresor de entre 30 y 60 años. En este sentido, las consecuencias de la violencia generan un impacto mayor a nivel psicológico, pero también físico mediante trastornos que no pueden explicarse a través de cambios orgánicos y por tanto por la edad y el envejecimiento (depresiones, ansiedad o fibromialgias entre otras)", explican desde la Fundación Luz Casanova, preocupada desde su fundación en 2007 por el maltrato a la mujer con especial atención a las mayores.
Además, el contexto histórico y sociocultural en el que han crecido y se han desarrollado estas mujeres ha generado, en muchas de ellas, creencias y valores en torno a un rol relegado al papel de cuidadora, esposa y madre, donde la entrega a los demás forma parte, en muchos casos, de un elemento de la propia identidad. "Muchas de las mujeres mayores que comienzan a tomar conciencia de las vivencias asociadas a la violencia se enfrentan además, con dificultades añadidas a la hora de romper con la situación de violencia: desde la falta de apoyo de su entorno, a la desconfianza en los recursos existentes y la justicia", aseguran en la Fundación.
"Desde la experiencia del trabajo diario con mujeres mayores supervivientes, algunas de ellas son conscientes de que existen recursos para mujeres que viven situaciones de violencia de género, pero, al mismo tiempo, no se identifican como víctimas, sino que ven el maltrato como algo 'habitual' y 'normal' a su época y contexto", apuntan desde la Fundación Luz Casanova. Y es que en la Investigación La violencia de género en la pareja o en la expareja de mujeres mayores 60 años realizada por la Universidad Pontificia de Comillas en el año 2017, el 25% no conocía servicios de ayuda ni sabía qué hacer en caso de ser maltratada (muestra de 830 mujeres en la Comunidad de Madrid), si bien el 40% de las mujeres encuestadas conoce a otras mujeres víctimas de malos tratos. Un 15% no había oído hablar de la Ley de Violencia de Género.
Además, explican también desde la Fundación que " los recursos actuales para mujeres víctimas de violencia de género, fruto de la aplicación de la legislación de los últimos años, no ha tenido en cuenta, hasta el día de hoy, las necesidades específicas de las mujeres mayores que viven situaciones de violencia. Por una parte, no existen campañas de sensibilización o información dirigidas expresamente a ellas y esto hace que desconozcan sus derechos y recursos, y no se sientan identificadas con las mujeres que aparecen normalmente en ellas".
"Todas las mujeres nacidas antes de los años 50 han sido educadas durante la dictadura franquista donde las creencias religiosas marcaban un papel de la mujer muy concreto: mujer, madre, esposa, sumisa primero a su padre y luego a su marido. Ellas mismas nos han dicho que se han sentido 'esclavas' toda la vida", denuncian desde la Fundación. Las ideas y mensajes como 'el matrimonio es para toda la vida' han sido reforzados por parte de su entorno, entendiendo que pasara lo que pasara tenían que mantenerse en la relación. "Muchas de las mujeres crecieron durante la dictadura, que promovía el papel secundario de la mujer en la sociedad. Además, la iglesia ha fomentado la resignación, la paciencia y el apaciguamiento en la mujer", concluyen desde la Fundación Luz Casanova.
Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer la ONU ha hecho públicos una serie de datos absolutamente preocupantes que pueden ayudar a comprender mejor la magnitud de esta terrible pandemia:
- En todo el mundo, una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual, principalmente por parte de un compañero sentimental.
- Solo el 52% de las mujeres casadas o que viven en pareja decide libremente sobre las relaciones sexuales, el uso de anticonceptivos y su salud sexual.
- Casi 750 millones de mujeres y niñas que viven hoy en día se casaron antes de cumplir 18 años, mientras que al menos 200 millones de ellas se han visto sometidas a la mutilación genital femenina.
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Una de cada 2 de mujeres asesinadas en 2017 fue asesinada por su compañero sentimental o un miembro de su familia. En el caso de los hombres, estas circunstancias únicamente se dieron en uno de cada 20 hombres asesinados.
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El 71% de las víctimas de la trata en todo el mundo son mujeres y niñas, y 3 de cada 4 de ellas son utilizadas para la explotación sexual.
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La violencia contra la mujer es una causa de muerte e incapacidad entre las mujeres en edad reproductiva tan grave como el cáncer y es una causa de mala salud mayor que los accidentes de tránsito y la malaria juntos.