La vivienda, la soledad no deseada o la accesibilidad son los principales retos de las personas mayores de Pamplona, según revela el Diagnóstico de la situación de las personas mayores en Pamplona, impulsado por el Ayuntamiento de la ciudad como punto de partida para crear el I Plan de la Persona Mayor, que se espera que sea una realidad para este otoño.
Las conclusiones de este diagnóstico, que recoge las necesidades e inquietudes de las personas mayores de 65 años de la ciudad (representan el 23% de la población en Pamplona, de las cuales el 59% son mujeres), fueron presentadas la semana pasada en la sesión del Consejo Municipal de las Personas Mayores, a partir de la cual, se abrirá un proceso de recogida de proposiciones dirigido a los integrantes del Consejo, con el objetivo de "completar, mejorar y acercar lo más posible este diagnóstico a la realidad", según indican en una nota. Esas aportaciones se valorarán y podrán ser incorporadas al diagnóstico final, que será la base del I Plan de la Persona Mayor.
Resultados del diagnóstico
Según refleja el Diagnóstico de la situación de las personas mayores en Pamplona, que se ha centrado en el análisis de ocho parámetros (Espacios al aire libre y edificios, Transporte, Vivienda, Respeto e inclusión social, Participación social, Servicios sociales y salud, Empleo y voluntariado, Comunicación e información), las personas mayores de 65 años tienen una renta neta media por persona de 20,372 euros, pero una tasa de riesgo de pobreza del 13.5, que difiere entre hombres (9.5) y mujeres (16.3). Además, el 3,36% de la población mayor es extranjera (un 52% procede de otro país de Europa, un 38% de América, un 6% de África y un 4% de Asia).
En lo que respecta al nivel educativo, el 37% cuenta con el Bachiller Elemental– Graduado Escolar (EGB), mientras que un 16,83% tiene Enseñanza Primaria Incompleta y el 20% cuentan con estudios universitarios.
En lo referente al envejecimiento, el diagnóstico refleja que el barrio en el que más ha aumentado el índice de vejez respecto al 2020 es Azpilagaña, en un 7%.
Destaca, a su vez, el índice de soledad, y es que el 25,3% de las personas mayores viven solas, frente al 33,6% de las personas que viven en pareja.
En cuanto a la valoración que hacen del gasto en accesibilidad, servicios públicos, activismo y voluntariado, el diagnóstico revela que los mayores de la ciudad valoran especialmente los espacios al aire libre, edificios y transporte, así como las mejoras en accesibilidad y peatonalización de las zonas, las alternativas como escaleras mecánicas, las zonas verdes y la oferta cultural.
También destacan las subvenciones en materia de vivienda, aunque se incide en la necesidad de mejorar la accesibilidad de algunas viviendas, informar sobre rehabilitación, ampliar la oferta pública de vivienda, las plazas en pisos municipales y las actividades realizadas.
Otro aspecto a destacar es la implicación de los vecinos, de las redes asociativas de los barrios y la participación de las personas mayores, mientras que es necesario mejorar las prácticas para hacer frente al edadismo y la percepción de los mayores, por lo que recomiendan realizan campañas de sensibilización, programas de convivencia intergeneracional en escuelas o charlas de la Policía Municipal en centros de mayores.
El diagnóstico muestra también un aumento de las actividades culturales gratuitas y las redes de mayores, aunque entre los puntos de mejora se encuentran la coordinación entre servicios y la corrección de barreras arquitectónicas, un plan de detección de personas en soledad no deseada, reuniones con el concejal o concejala de barrio y la promoción de actividades intergeneracionales.
Por su parte, los mayores de la ciudad tienen una percepción positiva del Servicio de Asistencia a Domicilio, la disponibilidad de ayudas, la cercanía de los servicios sociales y los proyectos innovadores de salud, aunque mejorarían las listas de espera, las dificultades que implica la burocracia, la digitalización y la alta rotación de profesionales. En este sentido, proponen personal de atención directa en centros comunitarios, atención de geriatría en el centro de salud y facilitar el acceso y el uso de la carpeta sanitaria.
También destaca el aumento del voluntariado en algunos barrios y la oferta de voluntariado con personas mayores, aunque se insta a crear un banco de tiempo, garantizar que los voluntarios tengan seguro de responsabilidad civil y mejorar el servicio de voluntariado.
Asimismo, aunque se valora el uso de medios de comunicación y pantallas para la difusión de información, entre las mejoras señalan la accesibilidad para personas con dificultades en la comprensión, crear un espacio físico donde poder informarse, habilitar un móvil para consultas por WhatsApp y capacitar a las personas cuidadoras.
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.