Si algo caracteriza a las grandes ciudades es que a determinadas horas del día la afluencia de coches es tan elevada, que es imposible circular con normalidad. El tráfico no solo es desagradable para quien tiene que esperar parado sin saber cuando llegará a su destino, sino que además, las personas que viven cerca están expuestos a la contaminación acústica causada por los conductores más impacientes, y la contaminación del aire que provocan los propios vehículos.
Pero esto no es todo. Un estudio reciente llevado a cabo en China y Reino Unido ha vuelto confirmar lo que los expertos llevan diciendo desde hace tiempo: vivir cerca del tráfico aumenta el riesgo de desarrollar demencia y de cambios en nuestra estructura cerebral.
"Investigaciones anteriores han insinuado los riesgos neurológicos asociados con vivir cerca de las carreteras principales, pero los mecanismos subyacentes siguen sin estar claros", explica Fanfan Zheng, autora principal del estudio publicado en la revista Health Data Science, y profesora de la Escuela de Enfermería de la Facultad de Medicina de la Unión de Pekín de la Academia China de Ciencias Médicas.
"Nuestro estudio profundiza en la relación entre la proximidad residencial a las carreteras principales y el riesgo de demencia, centrándose en el papel de los contaminantes relacionados con el tráfico", asegura.
El ruido no aumentaría el riesgo
Para llegar a estas conclusiones, durante un promedio de 12,8 años, siguieron la pista de 460.901 participantes, identificando los casos de demencia y clasificándolos según el tipo. Además, decidieron comprobar si se estaban produciendo cambios estructurales en el cerebro que pudieran relacionarse con el alzhéimer. Esto último lo hicieron a través de una resonancia magnética.
Con todo ello, se dieron cuenta de cuantos más vehículos hay en la carretera, mayor es el nivel de dióxido de nitrógeno, partículas en suspensión y compuestos orgánicos volátiles en el aire. Evidentemente, su presencia contamina el ambiente, y suelen estar más presentes en las áreas más pobladas.
Lo novedoso de este estudio es que han encontrado que la exposición al ruido no está tan relacionada con esta enfermedad degenerativa, como si afirman otros estudios, pero, evidentemente, sí que confirmaron que el aire se contamina, no siendo beneficioso para la salud.
"Nuestra evidencia apunta a una conexión persistente entre la residencia con mucho tráfico y un mayor riesgo de demencia, señalando los contaminantes relacionados con el tráfico, específicamente el dióxido de nitrógeno y las PM2,5. Esto sugiere que mitigar la contaminación del aire podría ser una estrategia viable para reducir el riesgo de demencia asociado con la exposición al tráfico", matiza el coautor del trabajo Wuxiang Xie, del Instituto de Investigación Clínica de la Universidad de Pekín.
Teniendo en cuenta sus resultados, el equipo apuesta por aumentar las zonas verdes, apostar por los coches eléctricos y el transporte público: "Los estudios futuros deberían centrarse en validar el impacto de la reducción de la contaminación relacionada con el tráfico en los biomarcadores y la incidencia de la demencia", concluyó Chenglong Li.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.