Sociedad

Voluntarios mayores: Cualquier edad es buena para ayudar y aprender con tu generación

Pablo Recio

Foto: Los Argonautas

Sábado 17 de agosto de 2019

6 minutos

Tres voluntarios cuentan cómo es su experiencia en los centros de mayores de la Comunidad de Madrid

Los Argonautas Mayores Maestros
Pablo Recio

Foto: Los Argonautas

Sábado 17 de agosto de 2019

6 minutos

La figura del voluntario es esencial para comprender el funcionamiento de los centros de mayores de la Comunidad de Madrid (@ComunidadMadrid). A través de su labor, la administración trata de que las personas de más de 60 años puedan autogestionarse su ocio y tiempo libre y que se ayuden y se formen los unos a los otros, practicando un saludable envejecimiento activo.

Por esta razón, desde la institución autonómica, y gracias al apoyo de ONGs como Los Argonautas (@plosargonautas), se intenta adecuar la oferta de talleres y cursos impartidos por los propios mayores a las necesidades e inquietudes del momento. Así, en los centro se realizan desde las clásicas clases de pintura hasta novedosos cursos de nuevas tecnologías. 

Para conocer más de cerca el perfil de estos voluntarios y en qué consisten sus talleres, 65Ymás ha conversado con tres de ellos, Pedro, María Teresa y Fernando, que imparten, respectivamente, cursos de alfabetización, cine e informática en distintos centros de la comunidad. 

Pedro Solana.

Pedro Solana (76 años): voluntario de alfabetización

Este ex empresario, que llegó en 2007 al Centro de Villa de Vallecas como simple usuario de clases de gimnasia y habilidades sociales, se propuso hace unos años para llevar uno de los grupos de alfabetización con los que cuenta la entidad pública. Actualmente, tiene 10 alumnos, la gran mayoría mujeres y con una media de edad de 80 años. "Son las que menos acceso han tenido a la escolarización", apunta. 

Pedro tenía cierta experiencia alfabetizando, puesto que "durante la mili" tuvo que hacerlo con "los quintos", ya que muchos no sabían leer ni escribir. "Aún así, me he tenido que arreglar porque no había ningún método en concreto. Tuve que buscar un manual extremeño", comenta. Y asegura que, gracias a éste y a la minuciosa preparación de sus clases, ha conseguido enseñar a sus alumnos a unir consonantes y vocales y a realizar operaciones de cálculo simple. "Multiplicar y dividir no sabía nadie", señala. 

Sin embargo, aunque su audiencia es muy agradecida, su labor no es sencilla. "Se van perdiendo facultades con la edad. Cuesta bastante enseñarles según qué materias. Muchas veces no se acuerdan a la semana siguiente de lo que hemos dado hoy. Por ello, trabajo también con cuadernos de cognitiva, para mantenerles la mente despierta y en funcionamiento", explica. 

Además, no siempre los mayores que asisten a estos cursos cuentan con el apoyo de sus familias. "Algunas mujeres lo han dejado porque su propia familia les decía: 'Tú ya no vas a aprender nada más'", denuncia.

Aún así, son una mayoría las que siguen fieles a sus clases y para él es muy gratificante ver cuán útil son para sus alumnos. "Ahora me dicen que pueden leer las estaciones del metro y saber a dónde deben ir", ejemplifica. Y añade: "O, por ejemplo, otra mujer me comentó que, gracias a las clases de cálculo, se dio cuenta de que le estaban dando mal el cambio en el mercado". 

María Teresa Sanz.

María Teresa Sanz (72 años): voluntaria de cine

Residente en San Lorenzo de El Escorial, María Teresa organiza dos veces al mes un ciclo de cine en el centro de mayores de la localidad madrileña al que asiste, según ella, un público reducido pero muy "fiel" de mayores de entre 60 y 80 años.

La mujer, que fue profesora de educación infantil y secretaria, llevaba desde que se prejubiló, a los 60 años, asistiendo a clases de "yoga, pintura o gimnasia". Al igual que Pedro, un día le ofrecieron la posibilidad de hacerse voluntaria y pidió organizar un taller de cine, su pasión desde pequeña. "Trato de que sean películas que nos hagan rememorar nuestros tiempos, las ciudades que hemos visitado y nuestras vidas pasadas", apunta. 

Tras visionar los largometrajes, suelen realizar un coloquio e intercambiar opiniones. Pero la cosa no se queda ahí, puesto que, gracias a la actividad, han "hecho piña" y amistad entre ellos y, habitualmente, aprovechan para ir a tomar café todos juntos al salir del centro.  De igual manera, este taller sirve a los mayores para practicar con las tecnologías. "Les mando las carátulas de las películas por WhatsApp y envío una pequeña reseña antes de cada ciclo", apunta. 

Según la voluntaria, los mayores vienen ilusionados y el simple hecho de asistir a esta actividad les permite ocupar su tiempo y tener contacto con otras personas. Ella no es una excepción: lleva viviendo sola desde que se divorció hace 20 años. "Me da mucha alegría porque tengo que estar pendiente de qué temas voy a elegir, cuándo programarlo y, encima, he hecho amistades", señala. 

Fernando Flores.

Fernando Flores (74 años): voluntario de informática

"Me apunté a un curso de Photoshop en el Centro de Mayores de Parla y, después, ya me hice voluntario", relata Fernando a este diario. Este exfresador, que por su trabajo estaba familiarizado con la tecnología, da clases de informática en su centro a 14 personas, algunos de los cuales tiene más de 90 años. 

"Tenía que hacer algo al jubilarme, no iba a estar todo el día sentado", asegura. Por ello, tanto él como su mujer suelen acudir con asiduidad al centro. "Te sientes útil ayudando", sostiene. Además, sus alumnos "ponen mucho interés" y eso le reconforta. 

En su opinión, el hecho de que los mayores aprendan a manejarse con la tecnología es algo imprescindible hoy en día. "El sistema nos obliga. Todo tienes que hacerlo a través de internet", explica. Y agrega: "Lo más común que me suelen pedir es que les enseñe a pedir cita en el médico o a sacar entradas en el cine o teatro".

Y, aunque Fernando reconoce que algunas veces "hay que tener un poco más de paciencia y decirles que apunten las cosas", también comenta orgulloso que sus alumnos son cada vez más capaces y que le piden que les explique usos más complejos de la informática. "Me han aceptado muy bien", concluye.  

Sobre el autor:

Pablo Recio

Pablo Recio

Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica. 

En 65Ymás, ha contado el drama vivido en las residencias durante la pandemia y ha sacado diferentes exclusivas de impacto como 81 menús de residencias de mayores, a examen: "Baja calidad nutricional y abuso de procesados"que fue citado en una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid. 

Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial. 

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