
Mentoring, una opción para jubilados que quieran compartir su experiencia
Una práctica en empresas y organizaciones sociales que consiste en que los veteranos hagan de guía

El mentoring, una práctica que está empenzando a penetrar en las empresas y organizaciones que consiste en que los más veteranos asesoren o guíen a los más jóvenes a través de su experiencia, debe su nombre a la mitología griega. Mentor se hizo cargo del hijo de Ulises, Telémaco, mientras el héroe luchaba en la Guerra de Troya para prepararlo en la sucesión como rey de Ítaca.
En esta figura de "padre, consejero, maestro y tutor" se inspiran los programas de mentoring, una vía para el desarrollo personal y profesional que pone en contacto a profesionales con experiencia relevante y voluntad de compartir conocimientos con jóvenes que pueden beneficiarse de su experiencia para avanzar en sus carreras.
¿Qué es el mentoring?
El mentoring consiste en el establecimiento de una relación profesional en la que uno de los miembros guía, ayuda y aconseja al otro en el desarrollo de un proyecto. Al contrario que en el networking, en este modelo se crea una relación de profesor-alumno. La mayor ventaja del mentoring es que permite obtener información de primera mano de personas y organizaciones con más experiencia, además de consejos personalizados.
La mayor dificultad en el mentoring consiste en encontrar al mentor adecuado. El tipo de relación que se crea —asimétrica— también puede generar distintos niveles de implicación entre la parte interesada y la experta, según explican expertos de la Fundación Ibercaja, que durante el Covid, lanzaron un programa de mentoring para empresas y profesionales.

Ventajas que puede ofrecer a los mayores
Los programas de mentoring son una opción a plantearse durante la jubilación para muchas personas que echan en falta su actividad profesional y desean poner en práctica todos los conocimientos adquiridos durante una vida, queriendo devolver parte de ellos a la sociedad. Además, puede ofrecer una conexión social muy necesaria, puesto que es una excelente forma de conectarse con los demás, al trabajar codo con codo con otras personas. Conocer a gente nueva, aprender de ellos y con ellos, permite ampliar nuestros puntos de vista y diversificar nuestras relaciones en el el día a día. También enriquecemos nuestros propios planteamientos y perspectivas y mejoramos nuestras habilidades al interactuar con personas más jóvenes que se enfrentan a nuevas experiencias.
Son diversos los estudios que conectan las interacciones sociales y los ejercicios de memoria (como compartir experiencias y habilidades) con una mejor salud cognitiva. En este sentido, el mentoring mantiene a las personas mayores y sus cerebros más saludables por más tiempo, según un artículo de Harvard Business Review, que asegura que las personas mayores que asesoran a jóvenes pueden ser tres veces más felices que las que no lo hacen ya que siguen sintiéndose útiles y valiosas. Sentir que uno ha transmitido su amor, sus habilidades y su sabiduría puede ser una de las partes más satisfactorias del envejecimiento.
Antes de empezar
Según los expertos, para empezar, debemos preocuparnos por saber a quien vamos a asesorar y establecer unas reglas del juego creando un entorno de confianza, ya que el establecimiento de un punto de partida nos brindará mejores resultados. Para ser mentores debemos ser persones que saben escuchar activamente, preguntar y comunicar de forma asertiva, manteniendo una actitud de apertura para invitar a la reflexión.
Así los problemas que nos planteen debemos verlos como oportunidades de aprendizaje y desarrollo mutuos. Establecer límites y expectativas adecuados al comienzo de la relación, pero también permitir que ésta avance a medida que la persona mentorizada sigue con su desarrollo son algunas de las recomendaciones la Asociación Americana de Psicología.